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mente cuando éste no fuere suficientemente re~ compensado, podemos recurrir a la mesa del Señor, o sea: a la postulación de la limosna. según la doctrina franciscana. De hecho el tra~ bajo personal de los religioSiOs y la bondad de Jos bienhechores son los dos medios de subsis~ tencia franciscana. San Francisco señaló acle~ más una ley providencial ,que regula la vigen~ cía de su Orden: a la fidelidad al espíritu franciscano corresponderá siempre la suficiente generosidad de los fieles. La fidelidad a ese espíritu entraña el trabajo como medio prin~ cipal y universal de subsistencia, a la cual ey no puede S1Ustraerse el religioso, ni como hom~ bre ni como cristiano. Todos los días, y varias veces al día, se pone para mí la mesa franciscana. Ella es testimonio vivo y material de la providencia de Dios sobre nosotros, honrosa recompensa al trabajo de nuestros religiosos y muestra de la bondad y generosidal del mundo. Un triple hacimiento de gracias ha de bendecir mis alimentos: a Dios, a mis superiores y hermanos, y a los bienhe– chores. Üícese que en 1a mesa y en el recreo se co~ noce al hombre. Así es, en efecto. Las relaciones 88-
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