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y, si cabe, más Padre para mí que para otras al– mas, ya que yo a nadie quiero ni tengo más que a El; y yo, por mi parte, he de vivir siempre como un hijo totalmente dedicado al Padre Ce– lestial, a imitación de su Divino Hijo Jesucristo. El hecho de ser hijo de Dios y vivir como tal con bondadosa y ferviente solicitud en su servi– cio y el de las almas es mi más alta nobleza. En este servicio pongo mi honor y mi lealtad. Ser leal en mis compromisos sagrados, en mis relaciones de confianza y obediencia con mis superiores, y de sinceridad, de buena intención, de inteligencia y de caritativa amistad con mis compañeros en las diversas coyunturas de su vida, ha de ser uno de mis lemas predilectos. Ser leal es ser franco, sencillo, delicado y res– petuoso con la intimidad del compañero y es a la vez ser valiente para defenderlo y salva– guardarlo siempre ante quien sea. Tal debe ser el compromiso sagrado entre los buenos y de– cididos compañeros de Cristo. Cierto que conquistar el bien en su íntegra perfección y rehuir el mal es empresa superior a las fuerzas ,humanas. Pero la gracia de mi bautismo y el honor de ser cristiano, con la vida de piedad y de Sacramentos, crearán un 10 -