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preocupación, se expansionan . sin más trabas que las que yo mismo me impongo. Af sol y al aire, en plena Naturaleza, mis paseos y días de campo contribuyen a fortificar mi alma en • mi cuerpo sano. ¿Dónde encontrar mayor felicidad, paz y 1 cal– ma de espíritu que en la vida de virtud y tra~ bajo de mi colegio? Como mi divino modelo Jesús, crezco cada día en edad, gracia de Dios y sabiduría. La ciencia y el arte, hijos de Dios, ponen cada día un nuevo adorno en mi alma juvenil. El pen– samiento de que a diario el Señor ha de abrirme el tesoro de su .sabiduría y me ha de obsequiar con una nueva joya de ciencia y de arte, cuales son los conocimientos que leo en los amados libros y que oigo en las clases de mis queridos profesores, me llena de una satisfacción más preciosa que todos los placeres del mundo. ¡ Y todo es por Jesús y por las alma51l También comienza a abrírseme el mundo de soberana belleza del arte. El dibujo y pintura y demás artes plásticas me hablan de las belias formas y colores de que la inteligencia divina y la humana han poblado el mundo; la música, esa dulce criatura de que tanto placía el Se~ 102 -