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Mi aspiración es ser ,perfecto, según los pla# nes del Corazón de Jesús. Mi vocación de religioso franciscano, capu– chino, misionero y sacerdote exige de mí una tan alta perfección moral, que sólo lo obtendré practicando con la mayor intensidad posible to~ das las virtudes. Hay una que las resume todas: el cumplimiento del deber por motivos sobre# naturales, por amor de Dios. En esto empleo toda mi solicitud. Pero mi vocación exige además perfección de medios para ejercer .el apostolado y minis~ terio sacerdotal a que soy llamado: exige mi perfección intelectual. ¡Cuánto tengo que trabajar para adquirir esta perfección moral e intelectual! Ser bueno en todo y estudiar mucho todos los días requie– re gracia .de Dios y el empleo de todas mis energías. Pero al pensar en el inmenso bien que a mí mismo me hago y el que me dispongo a hacer en las almasi, ¡cuán amables me son esta virtud y este trabajo! Además no me faltan fiestas, veladas, vaca– ciones, descansos, paseos y recreos, y en esas ocasiones mi alma y mi cuerpo, libres de toda - 101