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-132 - deramazuten. Noiz asiko dira ereileak gure landak ereiten? Azi guztiz ona ekaíi degu gure landetan erein dezazuen. Qizon galdu ayengandik naigaberik asko eraman genuen. Ez giñake zuregatik - , ezta irakasle guziengatik ere ikastetxera itzuliko ezpazenu nere semea ekafi. Mendi atitsu ta lurgabeko ayetan ez ditezke zu– gaitzak sortu; eta sortzen badira laster igartzen ere. Eguzkia be– rotzen asiko danean ikasle guziak itzalera joango gera burua bep rotu eztedin. Gari biyak idortu ziran elofien artera erori ziralako. Lur onik balu ereileak artan bere garia ereingo luke. Orain sar– tuko dira ikasleak beren ika_skayak ikasi ditzaten. Lat1gilleak deitu ditugu bidea_garbitu dezaten goizean. 48 Tus ojos no vieron en aquel día las desgracias de este pue– blo. He traído a mi papre del brazo para que se siente a la som– bra de estos árboles. Sacarás la semilla del cesto para que los trabajadores la lleven al campo. Y las gallinas las llevarás a casa para que coman maíz y avena. Saldréis con vuestros amigos para que tengáis un día feliz. Tenemos que sembrar trigo para que en invierno tengamos pan. La verdad se ahogaba entre las mentiras.Pronto vinieron los pájaros a aquel campoyse comieron la semilla buena dejando la mala. El sembrador ató sus animales con una cadena para que no se fuesen a los campos.de su veci– no. Iremos pronto a la fuente para que bebas agua limpia. El amo despachando al criado se fué solo a casa.Debéis salir de ca– sa para que veáis nuestros campos. El sembrador habiendo visto los camp.osllenos de zizaña •se entristeció sobremanera. Viendo el profesor que los discípulos no aprendían la lección los mandó a sus casas. Cuando los discípulos salían del colegio estaban los profesores viendo la casa. Saldrán lo.s discípulos del colegio a las cinco para que celebren la fiesta de su profesor en el campo. En aquella ocasión murieron más inocentes que culpables. / 17 Entre los espinos nació una hermosa flor. En la huerta de mi tío no había entonces ni flores ni malas hierbas. Iremos a aquellos pueblos p~ra que nuestros ojos no vean a tu enemigo. ¿Quieres que tenga entre mis manos a tu hijo? Los enemigos empezaron a perder la vergüenza. Para que conozcamos tus grandes pesares. Arrojaremos ese perro al agua para que se hun– da y se ahogue. Mis padres no quieren que tengáis campos. Pa– ra que llevéis sobre vuestros hombros la carga de vuestras cul-

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