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- 200 - mac1on, lavada con mi Sangre en la pe· nitencia, alimentada con mi Cuerpo en lll Santísimo Sacramento del altar y limpia y fortalecida en ,la última horl;l, con 1::1. Santa Unción; ven, bendita de mi Padre, al aprisco que para ti tengo preparado desde el principio del mundo; ven, por– que observaste loS' ¿nandamientos de ' Dios y de mi Iglesia; ven, porque si al– guna vez huiste del redil y fuiste presa del lobo infernal, luego, ayudada por mi Madre y tu Madre la Divina Pastora, te volviste a mí por medio de los Santos Sacramentos. Ven de ese valle de mise– rias a este edén de delicias, ven de la tierra al cielo, ven a ser para siempre feliz. Ahora, me verás ya cara a cara y te abrazarás conmigo en un abrazo es– trechísimo que durará por toda la eterni– dad. ALMA.-¡Oh querida Pastora mía! y cómo se alienta mi alma a seguir cami– nando por el espinoso y áspero sendero de la virtud cuando miro al cielo! Sí, Madre mía, no tienen proporción las pe– nas de esta vida con las deliciás de la