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-152 ~-acude con frecuencia a este médico de las almas, el confesor, descúbrele tus llagas, aun las más asque– rosas y repugnantes y enormes, que él te recibirá con cariño de padre, y curará con santos avisos tus enfermedades, y te dará la salud con el poder que tiene re– cibido de Dios. Confiésate a menudo para limpiarte no sólo de las grandes manch:is, que son los pecados mortales, sino también de las pequeñas • salpic:i.duras-los pecados veniales-que afean tu bbnco vellón: para curarte no sólo de las heridas pro– fundas que causa el diente envenenado de! lobo infernal, sino tamb'ién de los ligeros rasguños oc:isionados pJr los zar·· zales que bordean los caminos de la vi– da. ¡Qué dulce será para tu alma náu– fraga hallar la bbla salvadora de la confesión; qué dulce será para tu alma que pecó oír que el sacerdote_ te dice: "En nombre de Dios yo te perdono, te absuelvo de todos tus pecados: vete en paz y no quieras pecar más"!