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-11- la Divina Pastora. Allí parecía invitar a los fieles a buscar en Ella alivio a su desgracia, esperanza y consuelo en su aflicción. Pero el sello divino de la confianza de Barquisimeto en su Divina Pastora y de la protecciqn qe esta Mad1·e sobre sus hijos preferidos lo puso el cólera de 1855. ¿ Quién no conoce en Barquisimeto la historia del cólera, el nombre del P. Ma– cario Yépez y el milagro de la D-ivina Pastora? A fines de ese año, el miedo y el pavor dominaban en varias regiones de fa República por la propaganda de la epidemia del "cólera morbus", que a pesar de algunas medidas preventivas tomadas por las autoridades, se exten– dió por la ciudad de Barquisimeto. Para atraer la bendición del Dios de las misericordias, promovió el Pbro. Ma– cario Yépez, párroco de la Concepción y sacerdote de grandes talentos y méri– tos, la erección de una cruz en el sitio de Tierrita Blanca, hoy llamado de la CRUZ VERDE, como público desagra– vio por las culpas de la ciudad y para atraer sobre ella la divina cfemencia.