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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 91 compañías, de los hombres; la alecciona sobre su gran fidelidad a su marido, revelándole los trastornos que traería la infidelidad a su esposo único; y así sucesivamente, sobre los demás deberes sociales y hogareños. De aquella ex– periencia sale la joven pálida y sumamente tímida. Luego de haber salido del encierro la joven, se realiza una ceremonia en su persona, que es como la que sella su pubertad: el arreglo del cabello. Como– quiera que en los muchos meses del encierro el cabello debió haberle crecido por demás, se procede a cortárselo a la altura de los hombros, y esta ceremo– nia la realiza una de las parientas de la joven, y muy frecuentemente la tía ma– terna, quien toma a su cuidado la tarea de ataviada lo mejor posible: coloca eti sus orejas valiosos aretes o pendientes; en su cuello, collares de oro y turnas, y la adorna graciosamente; a continuación los parientes dan un baile de chicha– maya, en el cual Se divierten de lo lindo todos los dé la familia; a este baile sue– len concurrir los j6venes del contorno, que muy posiblemente serán los futuros aspirantes a la mano de la nueva mujer. Terminados los festejos se le conside– ra ya apta para el matrimonio y .se le dice majújurchon, o majáyur, que quiere decir núbil, señorita, virgen. Desde entonces no vuelve a usar más nunca los trajes, mantas, collares y prendas que tuvo antes del encierro, para significar con ello que ya se extinguió con ella todo lo viejo, y así queda incorporada a la vida de la sociedad. • • EL BAILE DE LA CHICHA-MAYA Tiene el guajiro sus momentos de solaz, en medio de tantas penalidades que sufre; son éstos como una tregua ante la lucha diaria. Es ésta la oportu– nidad para conocerse y relacionarse en sociedad los jóvenes y doncellas guaji– ros; y también un medio para mitigar algunas veces el hambre, en fas duras escaseces; como un respirar hondo en medio de la asfixia cotidiana; todo esto es el baile de la chicha-maya. Este baile es muy decente; es el propio de la gente de bien; a él concurren hombres y mujeres aun de humilde cuna, aunque no deja de haber sus distingos entre las parejas, según su alcurnia, pero· no es muy señalada la jerarquía. .Las causa¡;¡ o motivos para poner una chicha-maya (oyona) pueden ser va– rias: la salida del encierro de una nueva mujer; porque el Piache lo ordena, buscando la salud de algún enfermo; porque va a doctorarse algún Piache; por razones análogas; o simplemente porque quieren ponerla. Supuesta la razón o causa de una chicha-maya, comienza el indígena a tocar la caja o tambor, apenas anochece, o a la hora prefijada para el baile. Tan luego como se percibe el sonido de la caja, los indígenas del contorno se dan prisa para asistir al festival; las niuchachas y aún las casadas se aderezan hasta quedar bien majas; se proveen de un pañuelo muy grande, que casi les arrastra; y se ponen sus mantas más elegantes y vistosas. El varón se coloca su casquete con penacho de plumas en la cabeza (carracte); se pone su manta, que retuerce en· la cintura, y van llegando uno y otras al rancho guiados por el sonido de la tambora, pues sólo éste es ya como una tarjeta de invitación a la fiesta, a todo el que quiera asistir a ella. Los dueños del baile han ido pre-
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