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80 ASI ES LA GUAJIRA también el suyo, no escrito, sino conservado y transmitido, y escrupu}osamente guardado. Las leyes más importantes que regulan la vida del guajiro son las siguien– tes: Ley de parentesco; Ley de herencia; Ley de esclavitud; Ley de heridas; Ley de muerte-pesar; Ley de perjuicios hechos . por los animales; Ley del pago por robo; Ley del cobro;; Cobro por un mal consejo; Cobro por calumnia; Cobro por matrimonio; Cobro por derramamiento de sangre en el primer parto; Co– bro por ofensa en lance amoroso; Cobro por adulterio. Vamos a describir y comentar cada una de estas leyes: LEY DEL PARENTESCO Los ascendientes más cercanos del Guajiro en línea recta son sus padres. Siguen los abuelos, y luego los bisabuelos, como en la Ley civil nuestra. En La Guajira, los tíos por parte de la madre se consideran como los únicos legítimos y carnales, basados en la Ley Matriarcal; en cambio, los hermanos del padre no son en Ley Guajira tíos legítimos, sino padres secundarios de tales sobri– nos. Los sobrinos varones del padre, si son hijos de hermana, son también con– siderados como padres secundarios de los hijos e hijas del tío varón, pero si son mujeres, no vienen siendo sino madres terciarias o terceras. El parentesco de tía que en Ley civilizada tiene una mujer respecto de los hijos de su herma– na, lo tiene de Madre terciaria o tercera, respecto de las hijas de su hermano. Aunque en La Guajira las hermanas y primas de la madre son las tías legíti– mas de sus sobrinos, con todo éstos le dan el trato de madres secundarias. En el hogar el varón llama a su mujer térrin, y ella le dice a él techín, mi marido; los padres le dicen al hijo Tachón; el hermano llama a su hermana taguata; la abuela le dice a su nieto tearmiñu. Los hijos del esposo siempre los son de sus familiares de su misma casta, y los hijos de la hermana del esposo son sobrinos de los familiares suyos, de su misma casta. Los hijos e hija de dos mujeres hermanas, son llamados hermanos secundarios; como también los hijos e hijas de dos primos hermanos entre sí. Quien lea detenidamente la Ley de parentesco del guajiro, que apellida hermano a su propio hermano, como es natural, pero también al primo herma– no, al sobrino o a un familiar muy cercano suyo, se da cuenta de lo paralela que marchan la Ley de parentesco del Judío y del guajiro, como si éstos, con– servaran una reminiscencia de la Ley de aquella raza gallarda y elegida por Dios, para sacar de ella el Mesías prometido: El pueblo de Israel. Cada vez que hemos leído la Sagrada Biblia con el respeto y detención que nos merece, nos hemos convencido de que nuestros hermanos separados; Los Evangélicos, •los Adventistas, y esa innumerable cantidad de sectas separa- •das de la Iglesia Católica, asimilando las doctrinas de Lutero, Calvino, Enrique Octavo, y en general todos los Reformadores, vivirían más y más la Biblia, en su verdadero alcance, si se despojaran de querer entender la Biblia al pie de la letra, y de sólo la letra de la Biblia, sobre todo, en lo respecta a la Virgen María. En la sagrada Biblia no hay una sola tilde que afee o menosprecie la figu-
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