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70 ASI ES LA GUAJIRA badurna la cara con una untura negra, marrón o roja, llamada jutepa, que saca de unos hongos; este polvo se llama paipai. Se adorna su cuello y tobillos con collares de cuentecitas de oro, coco u otras pepas, llamados: arijanalá; en las muñecas usa unos brazaletes de la mis– ma laya, que nombra: ajapuná. Estos adornos los usan más bien las ricachonas. Protege sus pies con unas abarcas semejantes a las que usa .el hombre, pero llevan una gran borla o bellota sobre el empeine, hecha de hilaza de al– godón o de lana, que le sirve de gracioso remate; su nombre es zápatta, toma– do del español. MEDIOS DE DEFENSA El guajiro, como toda criatura, tiene sus medios de defensa, que a la vez le sirven para acometer a los demás. Su arma favorita es el tradicional arco con la flecha, tan usal en él como como en los indígenas de otras comarcas; también usan hoy en día las armas de fuego. Dos son los componentes del arma tradicional del guajiro: el arco y la flecha; el uno complementa al otro. El arco llamado urrachi, está formado por un trozo de madera de un metro de largo, flexible y consistente; la madera más comúnmente usada· para éste, es la del árbol llamado urrache, de donde viene el nombre del arco; este trozo de ma– dera lo alisan. de tal modo que sus cantos quedan afilados; en ambas extremi– dades le hacen una ranurita para introducirle la cuerda o cabuya. Amarran una de las extremidades del palo con hilo o cordel, y con fuerza presionan so– bre la madera, de modo que ésta se dobla hasta arquearse; entonces atan el otro extremo del palo, por la ranura, quedando el arco tirante y afinado; otras veces es de una madera distinta y en forma de varilla, groseramente arreglada. La flecha, llamada jatug, es una varita larga, como de un metro de largo, lisa y algo pesada; también las hay de carrizo o lata; en su extremo colocan un hierro puntiagudo, a modo de clavo de cuatro o cinco pulgadas; o le adap– tan una porrita, o astilla de otra madera, según sea el uso a que se va a dedi– car. Cuando se trata de contienda armada, untan la punta de la flecha con el terrible veneno de la raya, u otro tóxico; esta arma también la usan para ca– cería y en la pesca. LENGUA Reseñado el guajiro hasta el punto de tenerlo ya vestido y con armas, ahora corresponde escribir algo sobre su lenguaje. Tan pronto como se trata al guajiro se da uno cuenta de que su idioma es una lengua sonora y clara; y con cierto tono varonil, que asoma aún en el habla de la mujer. Según el doctor Kirchff, "la lengua del guajiro es como to– nal, es decir, que la fuerza colocada en distintas sílabas de palabras muy se– mejantes da diferencia de sentido". En el lenguaje guajiro hay letras y combinaciones de letras que sólo el
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