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54 ASI ES LA GUAJIRA jiro la acrecientan, por ese mirar casi igual para la mayor parte de sus actos ante el público. Parece ser que todavía no ha llegado a conocer el secreto de todo lo que se puede decir con los ojos, y del mérito que tiene para la estética humana; los ojos también se educan, se embellecen, aún sin el maquillaje sin– cromático de los afeites femeninos, pero el guajiro lo ignora. Muy poco enfermizo. Y esta cualidad quizá le provenga de los ayunos largos que sufre, porque vive interiormente higiénico, que es una de las fuentes de fa salud, y por hallarse siempre al aire puro, tonificado por el sol. Glotón cuando hay abundancia, pero muy sufrido cuando hay escasez. Pro– porcionalmente a la ración qe hambre que pasa el guajiro en los largos veranos, es ~l desarrollo del apetito cuando hay abundancia; de ahí que en las épocas de las ibuenas cosechas come cual un glotón hasta enfermar. Es muy frecuente, por este defecto, que en temporadas de abundancia sufran de indigestión y mueran no jpocos; la mayor parte de las em:ermedades de los guajiros proviene de las haijtazones que se dan. Contrasta, por el contrario, sti parquedad. en el comer' y su Mlmirable resignación en· 1a •escaséz, con su glotonería en la abundancia.· : . . . ·:. . . . Si alguna vez, en la convivencia con el guajiro, hemos sentido dentro de nuestra alma profunda conmiseración, ha sido cuando lo hemos visto resignado frente al duro problema del hambre, meses tras mese:;s; acaso otra raza en tales trances ya se hubie:ra resuelto a abandonar definitivamente estas. tierras yermas~: pero su amor al terruño lo arraiga a esta triste suerte, que por lustros y más lus:– tros seguirá siendo el teatro, siempre igual, de sus actuaciones, en el correr de los años, liasta el atardecer de sus días. Pastor por oficio. El guajiro no es propiamente nómada~ como muchas tri– bus i árabes; él tiene su residencia fija; a la verdad, si posee cierta inclinación (en ocasiones acentuada) a tener más de un rancho por vivienda; a pasear mucho; a visitar por semanas enteras a sus parientes y amigos; pero, bien ana-. lizado el •guajiro, mejor •podríamos llamarlo andariego. Hay circunstancias que lo obligan a cambiar de vivienda rápidamen.te, como una muerte en el rancho de alguno de los de la familia; las prolongadas sequías, etc. Por esta inclinación casi natural a pasear, es muy aficionado al pastoreo de .su ganado, pudiéndose afirmar que· es pastor por oficio. Las largas sequías·· lo obligan a trasladar SU&, rebaños aún a muy distantes regiones; y es· prodigioso el cuidado y la solicitud del. guajiro en buscarle pasto a sus animalitos, cuando el verano es muy· intenso. Es diestro jinete. Si los caballos guajiros son recomendables por su lige– reza y rapidez, sus jinetes lo son por su destreza. Quien ve a un guajiro en gua– yuco, en su caballo a todo correr, llega a creer en los centauros indomables.;. muchas veces monta el guajiro su caballo al pelo. Donde más se advierte tal habilidad es en las célebres carreras de caballos. donde la maestría del indígena emula ladel llanero; Del guajiro podría decirse que nace montado y muere mon– t~ndo, porque .. son·. frecuentísitnos • lps casos •en los que •1a india desmonta de. su cab~gaclura, en su cam:itio, .• para dar a luz su hijo;· y porque •aún a muy avan– zácia !;ldad~ al bo.rcl~ del septtlcrn, hay guajiros· que J,npnt~n como si todavía fue• raq ,. jov:~~uelos. . • •• ••• • • • •• • •
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