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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE Montones de sal, que invaden kilómetros y más kilómetros, son amontonados por los indígenas guajiros, en la charca dedicada a ellos; el transporte, hasta llevarla a las volquetas que luego la transportan a las enormes pilas, lo hace el nativo en carretillas de madera, elaboradas por los indígenas. 43 La sal, que se explota en Manaure y San José de Bahíahonda es, hoy por hoy, el principal renglón de riqueza de esta tierra, por la manera científica y eficiente como el Banco de la República le di.o sil principal impulso. Otra de las principales riquezas de la región la constituye su ganado va– c-uno, caballar y lanar. Los caballos guajiros gozan de gran fama por su resis– tencia y velocidad; las mulas son célebres por su agilidad y brío. El ganado lanar de La Guajira es algo fantástico; las más de las veces se ven nutridos rebaños que pacen silenciosos y que son como el indicio de la perpetuidad de su raza. El resignado cordero y la cabra saltadora parece que en estos lares copiaran de sus amos la gran conformidad en los largos ayunos; mas ello no obsta para que la hembra sea lo suficientemente lechera y fecunda. El dividivi es también otra fuente de riqueza, al par que los cueros de res y demás semovientes. El aceite de higuerilla o higuereta, que tan buen resultado da para el uso en los aviones, se puede elaborar en la Macuira con sobrada fa– cilidad y casi sin ningún costo, pues en los lechos de los arroyos crece silvestre esta mórea. El cacahuete o maní podría ser también un renglón de entrada para La Guajira, si se lo cultivara. El algodón. Pródiga tierra llamaríamos nosotros a La Guajira, mirada bajo el prisma del algodón; porque esta planta crece silvestre en cualquier parte de

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