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34 ASI ES LA GUAJffiA nariamente hasta por diez días el 15 de enero de cada año, y extraordinaria– mente cuando lo juzgue conveniente, integrada por el Comisario, quien la pre– side, el Administrador o Recaudador de Hacienda Nacional y tres vecinos nota– bles designados por el Gobierno, y, entre otras cosas, reglamenta los impuestos, aprueba el presupuesto y hace en él los traslados necesarios. Comprendemos que, ya al hacer esta Tercera Edición, deberíamos omitir la forma de gobierno que se usaba mientras La Guajira era INTENDENCIA NACIONAL, con sus divisiones, toda vez que, ya Departamento, resulta obso– leta esta División. Sin embargo, hemos querido relatar antes esta división, para dejarle a la posteridad algo así como un desenvolvimiento jerárquico, que le sirvió por mu– cho tiempo a los moradores de esta Península, para gobernarse. En el último Capítulo de esta obra, desmenuzamos minuciosamente la nueva estructura de Departamento, y con puros documentos, fehacientes, presentarnos ante nuestros lectores, la forma de Gobierno departamental que adquirió el De– partamento de La Guajira. CLIMATOLOGIA Y ESTACIONES El clima de La Guajira es ardiente en las llanuras y algo más suave en las prominencias; los vientos alisios, llamados comúnmente Nordeste, refrescan mu– cho sus costas; los caracteriza su baja temperatura, su olor a mariscos y su agra– dabilidad. En cambio, las frecuentes y fuertes brisas abrasan las llanuras del interior, en las cuales se levantan verdaderos torbellinos de arena, muy seme– jantes a los de Portete. Lo seco del clima evita las enfermedades y esta cualidad ha inducido a muchos a decir que La Guajira es un sanatorio. La temperatura máxima de La Guajira llega a 42Q centígrados; lo normal son 349 centígrados, y en noches de verano ha llegado a marcar 169 centígrados. Los vientos predo– minantes son del Este al Nordeste. Por su situación en la Zona Tórrida, esta península recibe los rayos solares casi verticalmente. Ya sabemos que en Colombia, propiamente hablando, no hay estaciones, y menos las podría haber en La Guajira, situada en la zona de los vientos alisios, que arrastran para otras comarcas las nubes repletas de vapor de agua; la au– sencia de montañas altas elimina la posibilidad de las lluvias; con todo, los me– ses de Octubre y Noviembre son los más lluviosos en estas tierras, como también algo del mes de mayo. La primavera y el otoño pasan inadvertidos en La Gua– jira; los meses en que no llueve se llaman verano, e invierno en los que caen las lloviznas, que en ocasiones son aguacerros torrenciales. En estos meses del in– vierno se toma el piso imposible de transitado en vehículos, y, en ocasiones, ni aun en bestias. RIOS Y ARROYOS El guajiro no suele darles a los riachuelos de su territorio un mismo nom– bre para todo su curso, sino que los apellida según la parcela o región por donde discurre el río o el arroyo. Ríos caudalosos no los hay en estas tierras patrias, a excepción del río Ranchería, que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y penetra en las sabanas de la Baja Guajira, separando sus tierras de las del De– partamento del Cesar, sirviéndole de límite, y beneficiando en muy poco la ma– yor parte de la península. Este río, al penetrar en La Guajira recibe el tributo
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