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192 ASI ES LA GUAJIRA De esta manera la diócesis de Valledupar dejaba impreso en la mente del Jerarca, las más halagadoras esperanzas, de una diócesis, al nivel de las me– jores de la patria; y se alejaba lentamente de una sociedad, ejemplo de cultura y de fe auténticas. El Señor Nuncio en todo mpmento patentizó su satisfacción por haber pasado ratos de inolvidables recuerdos, en la diócesis de Valledupar, de fe, cultura, hidalguía y señorío. Tan luego como pasamos el puente donde termina el Municipio de Fon– seca y comienza el de Barrancas, una caravana de automóviles, procedentes de Barrancas, salía a recibir al Señor Nuncio. Entrábamos de lleno eclesiástica– mente al Vicariato Apostólico de La Guajira, ya que Barrancas es su primera cuasiparroquia. Al llegar a Barrancas, aparecía la figura más connotada del Vi– cariato, que esperaba al Señor Nuncio, era Monseñor Livio Reginldo Fischione, quien, con su natural sonrisa de Pastor y buen amigo, le daba la bienvenida al Representante del Papa, en los dominios espirituales confiados a él. Lo acom– pañaban el muy Reverendo Padre Pío, el Superior Regular de los Reverendos Padres Capuchinos de la Provincia de Abrupcia, a cuyo cuidado y desvelo está confiado este Vicariato Apostólico. Inmediatamente que el Señor Nuncio se bajó del vehículo, tanto Monseñor Fischione como todo el pueblo de Barrancas, a los estruendos de las bombas. y cohetes, de los vítores que de continuo niños y personas mayores lanzaban como saludos y vivas al Papa y al Señor Nuncio, condujeron al Prelado a la Iglesia Parroquial. No cabe la menor duda de que el recibimiento de Barrancas al Señor Nuncio fue de una emotividad auténtica– mente guajira, sin rodeos, de todo corazón; las Religiosas que regentan el'co– legio principal estuvieron muy solícitas en atender al ilustre visitante, quien en– tonó una SALVE SOLEMNE en la Iglesia parroquial. El Señor Nuncio, visi– blemente emocionado, porque pisaba tierras guajiras y cumplía su misión de VISITA C~ONICA AL VICARIATO DE RIOHACHA, dirigió un entusias– ta sermón al pueblo, quien lo aplaudía de continuo. Se le brindó al Señor Nuncio y su comitiva una copa de champaña, prece– dida de discursos donde en todo momento el pueblo de Barrancas demostró su respeto al Papa y al ilustre Visitante, y el Vicariato de La Guajira comenzaba a quedar a la altura que le correspondía, ante el Señor Nuncio. En Hatonuevo se detuvo el Señor Nuncio, ante las exigencias de aquellas gentes pobres, pero ansiosas de conocer al Señor Nuncio, quien, en un gesto digno de su persona, entonó un PADRENUESTRO delante de todas las gentes, quienes contestaban con verdadero afecto, al Prelado. Llegamos a Maicao en la noche del lunes 18, víspera del Patrono de esa ciudad, el Patriarca San José. Al día •siguiente, hubo MISA CONCELEBRADA, con el Señor Nuncio, en el templo parroquial, repleto de gente, máxime de niños de las escuelas; era emocionante la aglomeración de gente en la Misa Patronal, en la que el Señor Nuncio enalteció las virtudes del Padre adoptivo de Jesús, y de la Santísima Virgen María. Tras un desayuno frugal, enrumbamos hacia Riohacha, después de haber recibido la magnífica acogida que nos brindara el Párroco y la ciudadanía de Maicao. Una hora más tarde llegábamos a Riohacha, sede del .Vicariato Apos– tólico; durante .la tarde el Señor Nuncio departió con quienes se acercaron a
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