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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 185 de las Salinas de Manaure, nuestro fin, al haberlas estampado en está tercera edición de ASI ES LA GUAJIRA, va más allá de una somera ilustración ele quienes las lean, o sea, que sepamos todos los C!blombianos, y más particular– mente hablando; los Guajiros, las Leyes que los rigen, ahora que han sido. ele– vados a la alta categoría de Departamento; EL PROBLEMA DE LOS INDOCUMENTADOS. NECESIDAD DE RESOLVERLO. CONVENIENCIA MUTUA PARA·'COLOMBIA Y VENEZUELA, DE ESTRECHAR MAS Y MAS LOS VINCULOS DE LA :FRATERNIDAD, A TRAVES DEL COMERCIO, DE LAS UNIVERSIDADES Y DEL TURllSMO El problema de. los Indocumentados. Se necesita desconocer la historia de la humanidad, para sentirse extrañado de que colombianos y venezolanos, que viven en la frontera, se escabullen unos y otros, unas veces por curiosidad de conocer la hermana República; otras, huyendo a .las autoridades de los respec– tivos países, si contemplan problemas internos; otras, en busca de una mejor remuneración, por sus trabajos, y, en fin, miles de pretextos más; en todo caso, no hay nación del mundo, que, en sus límites con sus vecinos, no contemplen los problemas que Colombia afronta con Venezuela. Nosotros los colombianos nos sentimos avergonzados cuándo, bien sea de los lados de Maicao, bien de Cúcuta, nos llegan camionadas de deportados de Venezuela, por indocumentados; y, así y todo, con el rubor que posiblemente no experimentan los mismos deportados, le damos lá razón a Venezuela y con- •sideramos justificada esa deportación, aunque, en ocasiones, nos gustaría más un trato moderado para con nuestros compatriotas, transgresores. Esto supuesto, abundamos en la idea de que se llegue algún día a un estudio sociológico y sico– lógico del problema fronterizo, que cristalice en una solución a este problema candente, del cual, insisto, son culpables nuestros compatriotas los colombianos. Creo que, con este estudio, se legalizaría la permanencia de muchos colombia– nos en la hermana República, que Iio son una rémora para ese Gobierno, y que se establezcan unos ESTATUTOS DE TRABAJO, a fin de que, el colom– biano que llegue a Venezuelá, lo haga por las vías de la justicia. Urge, pues, que Colombia logre esta solución, para que la fisonomía· del colombiano en Venezuela, esté a la altura que merece estarlo. Abundamos en la idea de que es necesario, meditar sosegadamente, y pa· trióticamente, en aquellas palabras lapidarias del Padre de la Patria SIMON BOLIVAR, cuando, cercana ya su muerte, dijo: "Colombianos. Mis votos son por la felicidad de la Patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro. Sí, mis deseos son de que permanezcáis unidos"... Bolívar, el GENIO de las cinco Repúblicas, decía estas palabras cuando toda era LA GRAN COLOMBIA, antes de la estructura actual. En todo caso, el Libertador expresaba lo que los colombianos, también deseamos: Paz, armonía, comprensión mutua, deseo de ayudarnos los unos a los otros, para tener una AMERICA GRANDE, como la soñara Bolívar; .. i Y es que, sin necesidad de ser muy erudito, no comprendemos porqué un
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