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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 175 La oscuridad de la noche, después de un ligero refrigerio en Maicao, nos convidada en Carraipía al descanso, que se efectuó hasta el día siguiente en que partimos de allí rumbo a las poblaciones de la provincia. Nuevamente el retén de la Cuestecita recibía al Señor Nuncio con los agasajos de la gente culta, para emprender en seguida triunfal marcha hacia las poblaciones de la provin– cia, enclavadas en la carretera hasta Valledupar, remate de esta excursión.. Cada población por donde el señor Nuncio pasaba, derrochaba lo que más podía, pudiendo decirse que era un verdadero plesbiscito de amor y reverencia al Legado del Sumo Pontífice, esta acogida de los pueblos de las provincias de Padilla y Valledupar. El avión de Lansa partió para Barranquilla llevándose al Señor Nuncio, y dejando en nuestros corazones el gusto y • 1a satisfacción de haber gozado de su compañía varios días y habernos honrado con ella. Por su parte, el representante del Papa lleva consigo la satisfacción de haber estado en estrecha unión con todos los misioneros en esta excursión, y de haber palpado sus necesidades y sus penas; sus palabras de consuelo han sido como un bálsamo, un lenitivo, no muy frecuente, en estas pampas, y co– noce a fondo ya las necesidades de la región y las orientaciones futuras que deben tomarse en pro de estos indígenas, pata su rápida reconquista. ¡Sea todo para gloria de Dios! Monseñor Antonio Samoré, terminada su visita a La Guajira, que acaba– mos de relatar, estudió todos los pormenores, lós pro y los contra de que el Vicariato de La Guajira, Sierra Nevada de Arhuacos y Motilones, abarcara esos tan extensos territorios, muchos de los cuales estaban sin asistencia espi– ritual, por la carencia de sacerdotes, y fue así como informó a su Santidad el Papa, todos los pormenores de su visita, e incluso, como su Nuncio en Colom– bia, se supone que le haría sus sugerencias. Y, efectivamente, su Santidad el Papa Pío XII, por medio de la Bula "Gravi lila" del 4 de diciembre de 1952, dividió el antiguo Vicariato de La Guajira, en dos nuevos Vicariatos: el de Riohacha, que quedó confiado a los Reverendos Padres Capuchinos italianos de los Abruzas, integrado por la Pe– nínsula Guajira y por los Municipios de Riohacha y Barrancas; y el de Valle– dupar, que se confió a los mismos Reverendos Padres Capuchinos, que desde un principio atendían La Guajira. El Vicariato de Valledupar quedó conformado por los Municipios de Fonseca, San Juan del Cesar y Villanueva (pertenecientes en lo civil a la Inten– dencia de La Guajira) y por municipios del Departamento del Cesar. Fue con– firmado en su cargo de Vicario Apostólico, Monseñor Vicente Roig y Villalba, Capuchino, del Vicariato de Valledupar. Diecisiete años después, el 25 de abril de 1969, el Papa Paulo VI, por medio de la Bula "QUI IN BEATISSIMI" elevó el Vicariato de Valledupar a la categoría de Diócesis, de Valledupar; y con ]a misma fecha, por medio de Las Letras Apostólicas de Pablo VI fue nombrado el hasta entonces Vicario Apostólico de Valledupar, Monseñor Vicente Roig y Villalba, primer Obispo Residencial de la nueva Diócesis de Valledupar.
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