BCCCAP00000000000000000001786
P. JOSE AGUSTIN MACKENZ¡E BAHIAHO NDA 165 "Está situada a treinta leguas marinas al nordeste del puerto de Riohacha. Da entrada a este hermoso puerto la bocaina que se interpone entre las puntas de Soldado -al Este- y Cañón -al Oeste-- con cinco kilómetros de la una a la otra. Entre sus puntas mencionadas, más al Este que al Occidente, está entre dos aguas una piedra de casi un kilómetro de longitud, entilada entre las dos puntas; se alcanza a ver durante la baja marea y sirve de rompiente a las olas cuando las crespa el viento del Nordeste, durante las horas de la tarde. Las dimensiones de esta bahía son: quince kilómetros de Este a Oeste, y diez de Norte a Sur. Su mayor profundidad alcanza a treinta y seis pies en la aneo~ nada de la punta de Cañón. Las dos terceras partes del fondo de esta bahía, de Oeste a Este, son de arena y fósiles de mariscos, siendo de lodo el resto. Sus fondeadores carecen completamente de abrigo contra los vientos. No cuenta en sus orillas con alturas, conjuntos de árboles, ni siquiera con manglares que le sirvan de rompevientos. En sus escarpados contornos -los que miran al Sur y al Oeste-- cristalizan cuatro salinas, que dan sal de buena ca~idad y en gran– des cantidades. Al entrar a la bahía se divisa el plano donde fue fundada una colonia española que se llamó San José, de cuyo muelle existe todavía el estri– bo principal· En la limpia planada donde fue edificada la aldea sólo quedan las sombras de los edificios principales. La ruina de esta población se debió a la desaveniencia entre los colonizadores y los hijos de la tierra, que todavía de– fienden sus usos y costumbres primitivos. Sobre la Punta de Soldado se conserva el edificio construído por la Na– ción en 1883, para garantizar la soberanía nacional sobre el Cabo de la Vela, amenazado por los intentos de propiedad territorial que en aquella época que– ría tener Venezuela sobre esa parte colombiana de la Península; A fines del siglo pasado se fundó el caserío de Pusheo a corta distancia del sitio donde existió San José. Allí concurrían los naturales a cambalachar sus productos por las mercancías que les ofrecía el elemento extraño a la región, pero por discor– dias entre sus negociantes y aborígenes, pasó lo de siempre: los indios incen– diaron el caserío después de sangrienta lucha. Esto sucedió en 1907, y después de treinta y seis años ha vuelto a. fundarse. Siglos antes, en 1773, llevaron a efecto los guajiros una gran rebelión preparada contra las poblaciones civiles existentes en su territorio, de las cua– les una de las incendiadas fue San José. Informado el Virrey Solís de lo ocu– rrido, envió al célebre Antonio Arévalo --después Mariscal-, quien logró pacificar los ánimos; y con el propósito de afianzar su acción sometedora, se trasladó a Bahíahonda, donde construyó un fuerte y prohibió el comercio de armas de fuego, de las cuales comenzaban los guajiros a hacer .uso contra los colonizadores. De este fuerte no existe ni vestigio". Bahíahonda ofrece bellísimas puestas de sol desde el qerruído edificio del castillo. En otro tiempo fue tan importante, o al menos ofrecía magníficas perspec– tivas para la defensa del país, tjue el mismo Libertador Simón Bolívar la con– sideró muy apropiada para capital de la Gran Colombia. La sal de Bahíahonda es muy apetecida por su consistencia y la manera
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz