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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE queñas y delgadas. Cuando el cocimiento está frío se somete a un nuevo regis· tro, el que termina buscando en la broza las perlas que pudieran escapar..Los descartes (se les da este nombre a las perlas. dañadas en las primeras capas que la envuelven) que resultan, se lapidan, adquiriendo así algún valor". AUYAMA Y CARDON El tiempo se· ha encargado de acabar con los escasos bohíos o ranchos de los indígenas de estas. dos poblaciones, si bien silenciosamente estas poblacio– nes, hasta el propio Cabo de la Vela, son ricos en yeso. En estos sectores, más concretamente en Ariguayao, el señor Rafael Sierra recibió del Gobierno .la concesión de explotar todo el yeso de estos sectores, y él a su vez ha celebrado su contrato con Cementos del Caribe de Barranquilla, para el suministro del yeso, para la elaboración del cemento. Portobello es la nueva residencia del Señor Sierra, y hay que ver la cantidad de sacos de yeso arrumados· en toda esa costa, esperando bien sea el camión, bien sea la embarcación que los con· duzca a Barranquilla· En todo caso, el yeso en toda esa región es más abun– dante de lo que muchos háil .imaginado; en Soripa y en el propio Cabo de la Vela, se explota también el yeso, No obstante su decadencia, en casi todas estas :rancherías hay Iglesia y Escuela. Aprovechando que nos hemos ocupado del yeso de este sector, es de ad– vertir que también en la parte Suroeste de Cocinas y al Noroeste de Puerto López, cerca a Guipa; y al Sureste de Bahíahondita, hay grandes yacimientos de yeso, que,·· muy posiblemente no han sido explotados por la falta de caminos de penetración. En las Serranías de la Macuira y •Cocinas se encuentran abun– dantes yacimientos de talco, de donde podríamos afirmar que La Guajira es un Departamento cementero por excelencia. EL CABO DE LA VELA Histórico para las escasas tradiciones del Guajiro, es el Cabo de la Vela, ya que ellos estiman qué por allí es por donde se dirigen y enrumban para la otra vida, las almas de los difuntos. • El Cabo de la Vela presenta dos fases o aspectos, dignos de describirlos, no sea que alguien, ilusionadó por lo mucho que se ha hablado sobre este cabo, enalteciéndoló, considerándolo como lo más bello que tiene La Guajira, llegue a desiluciónai:se y a sentirse defraudado. Vamos a presentar sus dos fases, así: El Cabo de la Vela es 'una media herradura, entre Carrizal y Bahíahonda; lo constituyen unas cinco casas, bastante bien surtidas de potes •y alimentos; con unas playas eso sí, envidiables, y unas puestas de sol como no se dan ni en la Costa Azul de Francia; y 'me atrevo a hacer esta afirmación, porque hace cinco años estuve por segunda vez en Europa, •visité la COSTA AZUL, con grandes ·ansias de ver· cosas bellas, y, francamente, Cabo de la Vela tiene sus amanece– res y atardeceres más románticos y embrujadores. Lógico, la Costa Azul como la Costa Brava de Italia son balnearios construídos exprofeso para solaz de los turistas del' mundo entero; 'nuestro cabo no presenta sino lo que de natural es, sin el artificio de la mano del hombre. La otra faz, la más favorable, la que ha
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