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162 ASI ES LA GUAJIRA hasta Barranquilla será su máxima preocupación, como lo que para Pastrana el Puente, y eso que Pastrana no_ era costeño, pero sí muy amigo del Doctor Evaristo Sourdís, que no es poco decir ... CARRIZAL Carrizal. fue una de las poblaciones de La Guajira de mayor estima, por razones de la pesca de perlas. Hoy en día está formada por una que otra casita que valga la pena, y por ranchos, casi derruídos; sin embargo, no faltan los aficionados, los buzos de cabeza, los indígenas, que todavía traten de buscar en el mar, alguna sorpresa, algunas perlas que los desbaren. En tiempos en que la familia Bemier, de Rióhacha; vivía allá, Carrizal presentaba un aspecto más interesante, porque la pesca ·de la perla sí tenía su tesonero. Vamos a ocuparnos de la pesca de la perla, como algún divertimiento, para solaz del lector, si bien, repito, estos· relatos corresponden a tiempos idos· "Llegados a los otrales, los buzos dan principio a su trabajo con algaza– ras, cuyo ruido ahuyenta los peces malos; luego se zambullen, para volver a flote con puñados de ostras que van· arrojando dentro de sus respectivas .embarca– ciones; la inmersiones se multiplican en· un gran radio, reinando el entusiasmo; los buzos surgen del fondo del mar como movidos por resortes, y al sacudir la pelambre que cubre sus cabezas,. dejan escapar un bufido parecido al del toro en celo, y .dejan ver parte del cuerpo, brillante como trozo de caoba pulida expuesta ·al sol. Traban: apuestas y se estimulan unos a otros. Solamente pier– den el tiempo necesario para desprenderse de su carga y tomar aliento, y en'." seguida reanudan la emocionante parada del jugador, que busca la deseada carta. "Con frecuencia se advierten señales de alarma que anuncian la presen– cia de algún escualo, pero la noticia circula rápidamente y todos se preparan a la amenaza del peligro. Los que permanecen· en el agua, hacen uso del malam– bo y tienen listo el cuchillo, y los que han ·subido a las canoas preparan los • puntiagudos arpones. Algunos de •estos lobos marinos han tenido luchas reñi– das que han terminado apareciendo el monstruo a flote, con el vientre destro– zado. En estas sumergidas permanecen de sesenta a noventa segundos; siendo muy raros los que pueden resistir hasta dos minutos. La faena se suspende tan pronto como el viento comienza a soplar del Norte, lo que sucede regularmente poco después de pasar el sol por el meridiano. Esto ocasiona un cambio rápido de temperatura que enfría el agua y entumece las manos y los pies de los bu– ceadores. Al mismo tiempo que con tal viento se facilita el regreso a tierra. "A medida que van encallando en la arena de la orilla las veleras canoas, se ven rodeadas de gran número de mercaderes que en el dialecto nativo, ofre– cen sus viandas y abalorios de los recien llegados. Estos, de suyo desconfiados, se niegan a las ofertas, y agregando la acción a la palabra, hacen despejar el sitio donde varan sus botes, redoblando la vigilancia de sus ostras. "El examen anatómico de la parte carnosa de la madreperla, para buscat las perlas, se practica así: Abierta la ostra, se registra en sus pliegues y faralaes; luego se somete a cocción su parte carnosa. Las conchas se desprecian por pe-

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