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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 159 cao, en cualquier época del año, sospecha encontrarse en las grandes ferias del interior del País. Maicao es proverbial por su MERCADITO, a las afueras de la ciudad, donde convergen .toda clase de vendedores y de compradores; lo que antes era típicamente los sábados, hoy lo es diario, así es que, el mercado de Maicao es el mejor surtido de La Guajira. Tiene unos treinta mil habitantes, ya que es una población flotante. En su mayoría los comerciantes son libaneses, o descendientes de libaneses y de otras naciones, verdaderos capitalistas, a quienes, lejos de criticar y satirizar, debemos felicitar, toda vez que son ellos, en su mayoría, quienes le han dado a Maicao esa fisonomía de ciudad comer– cial por excelencia. Hay un detalle digno de encomio, y es que allí los extran– jeros no se han convertido en los pulpos y acaparadores del dinero que ganan, sino que han hecho grandes inversiones en las construcciones de sus casas y comercios, todo lo cual les hace merecedores de nuestra enhorabuena. Maicao es una ciudad, urbanizada últimamente como una de las mejores de la Penín– sula, si no la mejor. La Plaza y algunas calles están pavimentadas, pues de no ser así, las que no lo están, dicen muy a las claras que Maicao sería una ciu– dad intransitable en invierno. Su mejor hotel pertenece a los hermanos Abuchaibe que, a más de ser el edificio más costoso de todo Maicao, le da a la población cierto señorío de Capital. En Maicao se vive un ambiente internacional~ y no deja de ser simpá– tica la presencia de los venezolanos que, a más de beneficiarse, al comprar seis veces más barato que en su país, contribuyen con sus lujosos carros y sus Bo– lívares, al movimiento del comercio de la ciudad. Lógico, muchos imaginan que toda la mercancía que se vende en Maicao es extranjera y de contrabando, pero no es así, la hay y muy abundante, de nuestro país, .ya que las telas co– lombianas no tienen qué envidiarle a las extranjeras. Maicao tiene la gran suer– te de que por ella pasa la carretera Panamericana, proveniente de Maracaibo, de tal suerte que los turistas venezolanos pueden llegar a Maicao en carretera consistente pavimentada, seguir por ella a Riohacha en menos de una hora, y de ahí a Santa Marta en tres horas, hasta las bellas playas del Rodadero. Y, lógico, a quienes desean conocer a LA PUERTA DE ORO DE COLOMBIA, Barranquilla, mi ciudad natal, lo hacen en una hora, para seguir a Cartagena, la ciudad más colonial de la Costa Atlántica. El puente sobre el río Magdalena, impulsado maravillosamente en la actual administración del Señor Presidente Misael Pastrana Borrero, e inaugurado por él mismo, hace fácil el pase de Barranquilla, que antes, en los lentos ferris, hacían indeseable la ida a la Are– nosa y acogedora Barranquilla, donde, quien llega, a poco de estar allí, se siente ya barranquillero, por la bondad de sus gentes acogedoras y sencillas. Maicao es abundante en corrientes de aguas subterráneas. Tiene teatro, una muy bien construída Iglesia por .los Padres Capuchinos italianos; servicio de Telecom, acueducto, en fih. todo Id que una ciudad! Capital de Municipio, puede y debe tener. El colegio dirigido por las Hermanitas de la Madre Laura tiene renombre, por la buena preparación que reciben las educandas en él. Para terminar, yo haría esta, afirmación:· Maicao es la primera población de la Península, de más movimiento comercial, como Manaure, la primera, en ri– quezas minerales: Sus· salinas. Maicao tiene. Magnífico servicio aéreo de :varias empresas.
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