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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 149 medio millón, cincuenta mil pesos, etc., etc., para la construcción de un mag– nífico stadium, de una plaza de toros, de una autopista; para la traída de juga– dores de fútbol de otros países más diestros que nosotros; en fin, que se han asignado cuantiosas cantidades de dinero de la Nación, para inversiones aná– logas, que, francamente si le convienen al país; sí elevan el nivel moral de nuestra juventud y engrandecen a Colombia; pero, no son cosas del todo nece– sarias; otros países no las tienen. . . Y sin embargo, los Territorios Nacionales están sufriendo la crisis más espantosa que pueda suponerse. M~s, cuando cualquier colombiano los visita, como aberrantes turistas, o algún extranjero se pasea por ellos en busca de antigüedades o curiosidades naturales, saca la más triste y lamentable conclusión de toda Colombia, por el abandono en que se encuentran. ¿Sería mucho pedir, pues, que no se elevara tanto el nivel material de algunas poblaciones civilizadas, en cosas que no son de necesidad urgente, y en cambio, se les prestara alguna mayor atención a nuestros Territorios Na– cionales? Valdría la pena, porque así no habría ese furor tan intenso que se nota en los oprimidos y deprimidos, de que llegue algún día la descentráliza– ción; ni que hubiere regiones en que sus moradores creyeran que colombianos son aquellos que viven en las grandes capitales, y semicolombianos, o arrima– dos a Colombia, los de las regiones donde no llega la acción benéfica del Go– bierno. Todos somos colombianos, por fortuna, pero es lo cierto que urge una mayor preocupación por los lugares más apartados y olvidados de la nación. Nos complacemos al sabet que en tales y cuales regiones de la Patria se han creado puestos de monta; escuelas de hilados y tejidos; de agricultura;_ etc., etc. Y nos preguntamos, ¿y por qué no se establece en La Guajira una esell.ela de artes y oficios? ... ¡Quien tenga oídos para oir, que escuche!, decía Jesús ... Y, FINALMENTE, · DOTAR A RIOHACHA DE AQUELLOS ADELANTOS Y COMODIDADES QUE POSEEN LAS CIUDADES DE ALGUNA IMPORTANCIA Está fuera de duda que hay poblaciones que por su topografía, las cuali– dades de sus habitantes, los medios de comunicación y miles de detalles más, se las debe embellecer y atender con la mayor solicitud posible; precisamente porque ellas vienen siendo como el pasadizo, el lugar de entrada de todos los turistas y negociantes que al país llegan; y conviene ataviadas y engrandecerlas a fin de que la primera impresión de ellos sea satisfactoria, sea favorable. Esto ocurre, verbigracia, con Barranquilla "la puerta de oro. de Colombia", como dijera felizmente el Presidente Invicto; ya que, dotada de cualidades indiscu– tibles, excepcionales, que los •mismos hombres han aprovechado para utilidad y prestigio de toda la Nación, viene siendo la puerta de entrada principal al país, de cuantos extranjeros visitan nuestra Patria· De ahí que sea un deber ineludible, nacional, hacer de ella una metrópoli que enaltezca a Colombia, sin que aquellos que no son barranquilleros tengan por qué sentirse preteridos, pospuestos, porque se hagan estas inversiones en favor de la capital det Atlán– tico, toda vez que su desarrollo cede en beneficio y grandeza de la Patria común.
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