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144 ASI ES LA GUAJIRA Terminada esta aclaración, quiero manifestar, no como problema que debe estudiarse con miras al guajiro; ni siquierá al estudiantado colombiano sola– mente, sino .como un enfoque a una juventud, inquieta, aspirante, exige nte, ávida de saber, y acreedora a que todos la ayudemos al cumplimiento de sus anhelos, p~ro, eso sí, sabiéridoselos guiar por los senderos que estructuran a una raza, en forma decisiva, firme, inamovible. Entro en materia: ·Opino que el Gobierno Nacional debería hacer una se– lecdón del profesorado para todos los estudiantes de Colombia; tamizar minu– ciosamente la hoja de vida de cadá uno; convencerse de su suficiente capacita– ción para las materias que va a diétár; .su idoneidad y ética profesional; la for– ma pedagógica cómo suministró, si alguna vez ejerció el magisterio, su ciencia; su exactitud en el horario; puntualidad, cumplimiento del Pénsum del Gobier– no; amor a nuestra Patria· Cólombia; su estado real: casado, soltero, etc.; en fin, que el Gobierno esté corivéncido de que los profesores que van a formar la mentalidad de· las juventudes, pertenezcan sí, a una era moderna y de gran– des investigaciones, pero no .a urta era revolucinoria, convulsiva, pulverizan.te de lós sentimientos más nobles del educando; levantiscos, para quienes las pa– labras Gobierno, lealtad, honorabilidad, respeto a la persona humana, exigiti– vamente deben proscribirse, como algo obsoleto, retrógrado, y miles de epíte– tos de igual laya. Y digo ésto, porque a muchos profesores se los puede culpar de haber inducido a su alumnado por senderos tortuosos, vericuetos inhóspí– tos, dizque porque son los que están á tono con la nueva sociología, la nueva pedagogía. Hay que llevarle al joven mucha, pero mucha ciencia, pero no la destruc– tiva sino la constructiva; no todo lo moderno es lo mejor, sin que queramos decir que lo viejo era lo único bueno. Insistimos: Hay que tamizar al educador; los hay muy honorables, en casi su mayoría, pero los hay muy responsables de las rebeldías que palpamos, que en nada dignifican una nación, y sí la degradan y sitúan entre las subde– sarrolladas intelectual y moralmente. El magisterio, pues, puede darle a las juventudes colombianas un vuelco constructivo, haciendo desaparecer lo que le sea nocivo, sea importado de donde fuere. * * *
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