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P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 143 nar a los viejos métodos de los misioneros, de una cultura por etapas, escalo– nada pero más eficiente y n1enos costosa. Animados, pues, a conseguir .la incorporación definitiva del morador de la pampa a la cultura que le corresponde en pleno siglo XX, nos vamos a permitir lanzar un proyecto de. planes, que iremos desmenuzando 'lentamente, pero que desearíamos no se quede en solo planes, sino que alguna mano bon– dadosa, algún mandatario entusiasta, los hiciera suyos. Ninguno tan a propó– sito como el individuo a quien el Gobierno nombra Gobernador; y el Jefe de Territorios Nacionales, aunque este último no radique sino en la capital. Y de– cimos que estos dos personajes son los más aptos para llevar a cabo este pro– yecto de planes en favor de La Guajira, precisamente porque el Gobernador es el representante del Gobierno en el Departamento, y si un Jefe del Gobiei:no no hace suyo los sufrimientos de un pueblo que se le ha encomendado, no se desvela por impulsar toda obra que le hace mejorar la fisonomía de su demar– cación territorial, y no les lleva a los súbditos suyos el bienestar de que gozan otras regiones del mismo país, bien puede decirse que aceptó el cargo para de– vengar un sueldo; y para eso, bastantes puestos hay en la burocracia, apeteci– bles y sin responsabilidades ciudadanas. Si los Gobernadores y los Jefes de Territorios Nacionales estudian este Proyecto de Planes, no sería prematuro pronosticar el buen éxito de estas ideas que dejamos a su consideración y a la de todo aquel buen colombiano que desee interesarse por estas tierras patrias. ACLARACIO~ El lector habrá podido darse cuenta de manera minuciosa cómo he relata– do la forma de suministrarle al guajiro en los Internados, la educación; y ya hemos presentado suficientemente, la manera, diríamos primitiva, de esta ense– ñanza, posiblemente hoy en desuso. Más aún, los mismos Padres Capuchinos italianos, que hoy por hoy tienen a su cuidado la formación del Gobierno Na– cional, en la EDUCACION PRIMARIA y en los internados ya hoy en día se enseña a los niños y niñas, ni más ni menos que como se hace en todos los colegios de Primaria, precisamente porque ya el guajiro ha adquirido una ma– durez, en su preparación intelectual, que lo sitúa al mismo nivel de cualquier colombiano, en la edad y curso respectivos. De modo, pues, que nuestros lec– tores pueden estar seguros de que el guajiro de hoy, es el colombiano de cual– quier parte civilizada de Colombia. Esta declaración es motivada a que, ni el resto de los colombianos criti– quen las actuaciones retrógradas de nosotros, ni los capuchinos italianos recla– men que, lo narrado en mi libro perteneció, a otros tiempos, ya que ellos están a la altura de la cultura patria, en los internados guajiros. Con todo, narré en esta tercera edición lo mismo que en las dos anteriores, en la parte educacional de los internados, para que muchos comprendan cuál fue el .pmceso educativo en los primitivos Misioneros, con lo cual se le da un gran realce a :los capu– chinos italianos, y se moderniza el pensamiento del mundo int.electual, con miras a las futuras generaciones de esta raza invencible.

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