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12 ASI ES LA GUAJIRA selva que también debe atravesarse, porque ellas son el natural refugio del sal– vaje, del hombre que aún está por descubrirse. Pero los medios que se emplean son inteligentes y pacíficos y todo marcha bien. Falta la lanza, la espada y el arcabuz del antiguo conquistador, pero se esgrime en cambio, el madero de Jesucristo, arma aún más poderosa y con la cual se efectúa el milagro de la reducción. Los indios, pues, se inician en las artes de la paz, que antes descono– cían; báñanse en las aguas Iutrales del bautismo; familiarízanse poco a poco con el habla castellana, y, tras las huellas del· guía entran en los centros po– blados que en sus propios solares levanta la civilización, donde van incorporán– dose paulatinamente a la vida del progreso. Hoy la Guajira es otra cosa. Qui«,mes han criticado la labor paciente y des– prendida de la Misión Capuchina, se han visto más luego obligados a rectificarse ante el cuadro evidente .de la realidad. Es cierto que en contraste de otras épocas en que se andaba a caballo, se puede ahora traficar en automóvil, sobre todo la parte baja de La Guajira. Pero los primeros caminos fueron abiertos por el Misionero, y muchísimos choferes son antiguos alumnos de los orfanatos, donde tantos otros han aprendido también no sólo a dialogar con la gente, sino a ma- nejar el azadón, la sierra y el palustre. • • Recorrida ya esta media centuria de crudo. batallar, con notables éxitos al– canzados, sobreviene el régimen liberal. El progreso de La Guajira adquiere mayor fuerza. Habiéndole sido esquiva la naturaleza en proveerla de agua sufi• ciente, el Excelentísimo Presidente López logra el milagro de hacerla producir donde nunca jamás se conocía. Levanta al mismo tiempo la ciudad de Uribia, que le sirve de capital, dotándola de un sinnúmero de comodidades que no dis– frutan otras poblaciones aún más populosas del país. También establece servi– cios de beneficencia, aviación, etc., y tanto hace por el progreso cultural y co– mercial de La Guajira, que hasta llega a declararla puerto libre. Labor noble y gigantesca de este •eximio mandatario, que lo consagra como un gran benefac– tor de esta comarca. Tal política es continuada sin interrupción por la Admi– nitración del doctor Eduardo Santos. El autor de "Así es La Guajira'' nació en 1908 en la ciudad de Barranquilla, esa casa de todos los colombianos y consulado del mundo, .bendecida por la Na– turaleza que, no satisfecha con haberla regalado con el mar y el río más cau– daloso del país; le ha creado un vasto núcleo de hombres que se han propuesto hacer de ella la sucursal del comercio, la cultura y el progreso de la República. De prosapia distinguida, mientras uno de sus hermanos, el doctor Mauricio Macke:ilzie, se va a la capital a lucir sus grandes dotes de togado en la Academia de Jurisprudencia y de Historia; mientras sus otros familiares se diseminan en brillantes y lucrativas ejecutorias de la humana actividad, el joven José Agustin renuncia los de la ambición profana, y, ~amino de España, ingresa al sacerdo– cio. Al regresar con el traje talar de capuchino, su teatro de acción es el Vica– riato Apostólico de La Guajira, Sierra Nevada y Motilones, cuya sede es Rioha– cha. De esta suerte y debido a la dinámica de su espíritu, clara inteligencia Y buenas dotes de orador, ocupa el• Orfanato de Nazaret, La Guajira, primero de subalterno, luego como Diréctor. Alma alegre, inquieta y optimista -porque nunca el buen barranquillero sale sin su patria a flor de labios,-;, duranté los ocho años que permanece allí emprende una larga correría por todo el territo– rio de la península. Ba;io soles plenos de luz distingue en lontananza la cabaña taciturna que emerge sobre el piélago infinito de las pampas. En el rancho está el indio que sale a recibirlo, acompañado de la parentela. Habla con ellos en purísimo guajiro, se despide y se va a otros ranchos. Visita todas las castas o familias y a los caciques con ellas. Habiendo tenido oportunidad de conocer los bailes de la "Cabrita", ya descritos en la obra, presencia también los fe~tines
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