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132 ASI ES LA GUAJIRA con nosotros, y ya casi su número era igual que el nuestro, la Provincia de Va– lencia pensara, de común acuerdo con la Congregación de Propaganda Fide, cederles a los capuchinos italianos parte del territorio, donde actuaban con lujo de competencia y de auténticos misioneros. Y, diciendo y haciendo, la Santa Sede dividió en dos, el Vicariato Apos– tólico de La Guajira, después de una minuciosa excursión que el Señor Nuncio de aquel entonces, Monseñor Samoré, hoy Cardenal de la Iglesia y para mucha honra de Colombia, hizo, en todo el territorio del Vicariato. Así las cosas, se constituyó el Vicariato Apostólico de Valledupar, compuesto por las poblacio– nes desde Fonseca, indígenas Motilones y Arhuacos, cuyo primer Vicario Apos– tólico fue Monseñor Vicente Roig y Villalba, con sede en la ciudad de Valle– dupar; y el otro Vicariato Apostólico fue el de La Guajira, con sede en Rioha– cha, cuyo primer Vicario Apostólico es Monseñor Livio Reginaldo Fischione. El Vicariato de La Guajira comprende desde Barrancas, toda la Guajira y parte de los indígenas Coguis, de la Sierra Nevada, hasta los límites de Palomino. Al ser creado el Departamento del Cesar, con capital Valledupar, por la Ley 25 de 1967 la Iglesia fue estudiando la posibilidad de elevar a la categoría de Diócesis, el Vicariato de Valledupar, como en efecto, con fecha de Abril 25 de 1969 se creó la Diócesis, también con sede en Valledupar, y siendo su Primer Obispo, Monseñor Vicente Roig y Villalba, la figura más meritoria de los misioneros, por sus 39 años de apostolado en Co– lombia, y por sus dotes de amable Pastor, sencillo, acogedor, inteligente y muy preparado, en fin, porque es a quien Dios quiso responsabilizarlo del gobierno espiritual de la nueva Diócesis. Ya con su propia jurisdicción y demarcación de límites, en la nueva em– presa de Vicario Apostólico de Riohacha, Monseíior Livio Reginaldo Fischione no ha escatimado un solo momento, en impulsar todas las obras que encontró iniciadas o terminadas, y así lo vemos comenzar por la Iglesia procatedral, uti– lizando los acertados y técnicos servicios de Fray Elías de Ateleta. La Iglesia procatedral de Riohacha ha sido refaccionada de tal manera, que demuestra un esfuerzo inaudito de Fray Elías y de los Religiosos que han contribuído a su refacción, muy laudable. Otras de las obras que dicen muy en alto de la labor tesonera de los Ca– puchinos italianos, es el COLEGIO DE LA DIVINA PASTORA. Los capu– chinos espaíioles y colombianos se lo entregamos en obra negra, pero ellos han hecho una construcción verdaderamente digna de alabanzas, porque dicho plantel, estructuralmente, está a la altura de muchos de los mejores de nuestra patria. Y, en lo que respecta a la parte educacional, ahí sí que se llevan nues– tros hermanos capuchinos italianos el mayor de los lauros, tanto por su exce– lente profesorado, disciplinado, competente, consagrado, como por la figura más destacada, que es el Reverendo Padre Tarcisio de Ripacorbaria, Rector del Plantel. A su constancia, consagración, decidido interés y dotes de buen educa– dor, que habla poco pero hace mucho, se debe la gloria de que el colegio de bachillerato "La Divina Pastora de Riohacha" se haya llevado el primer pre– mio varias veces, por presentar el MEJOR ESTUDIANTE DE LOS CONCUR– SANTES en Colombia; este es un honor muy digno de enaltecer, y por ello van mis felicitaciones muy efusivas a mis hermanos capuchinos italianos de Abru-

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