BCCCAP00000000000000000001786
PROLOGO A •LA PRIMERA EDICION El presente libro "Así es la Guajira", de que es autor el distinguido sacerdote capuchino Reverendo Padre José Agustín Mackenzie Useche, es una obra que no requiere presentación alguna. Quien· haya hojeado un poco la historia sabe al punto que se trata de esa larga faja geográfica colombiana, en el Mar de las Antillas, que nos· separa por el nordeste de la vecina nación de Venezuela. Cuando tras aquella colosal empresa del insigne genovés, de que aún se pasma el mundo, la civilización va despuntando sus rayos bienhechores sobre la faz del Continente, y se levantan ciudades y nacen las industrias, ese hermoso lote de humanidad que llamamos Guajira, hoy de 30.000 habitantes, permanece casi en la penumbra de su estado primitivo, no obstante haber sido la antesala del terri– torio patrio por donde penetraron a él los primeros hombres de la Conquista. La fundación de una ciudad con el nombre ·de los Remedios y de la cual apenas hay noticia, es simplemente el único hecho que :atenúa el agravio hacia ese pretérito remoto. Ya sea, pues, por el carácter indomable de esa raza fuerte y aguerrida o por la escazes de agua, que en verano es alarmante, los conquista– dores que llegaron a La Guajira, en líneas generales no pueden considerarse como meros traficantes que :se detuvieron alli por momentos, fascinados ante las riquezas de aquel mar henchido de madreperlas. Con el transcurso del tiemi,o llega el período de la República, Y si durante las épocas que precedieron a ésta, La Guajira permanece todavía recluida en su cárcel de proscrita, va gradulamente sintiendo ya las esperanzas de una nueva vida, que se revela por la propaganda de sus .ganados, la explotación de sus in– mensas salinas y del dividivi. Pero es propiamente en los albores del presente siglo cuando se inicia pata la i,enínsula la era del redescubrimiento. Cúpole a la Misión Capuchina, bajo la sabia rectoría del ilustre Obispo Monseñor Fray Atanasio Vicente Soler y Royo, el desenvolvimiento de esta empresa, de suyo trascendental Siendo necesario vincular para Dios y para la Patria la suerte de esos indios que, como tristes islotes de la humanidad, se encontraban aislados del mundo civilizado, Monseñor Atanasio inicia la obra tomando como punto básico la creación de orfanatos. Y todo obedece a sus deseos: El Gobierno Na– cional le apoya sin reservas y pone a su disposición el dinero necesario; los mi– sioneros capuchinos no sólo dan el más alto ejemplo de su misión y compañe– rismo, cual corresponde a tbdo •discípulo de San Francisco de Asís, sino que aún permanecen dé pie, sin cansancio ni fatiga, escuchando los dictados de una con– ciencia iluminada por el mandato divino; "Id a todas partes y enseñad el Evan– gelio". . . Por último, Riohacha, sede del Vicariato, conocida en el país por su antiguo comercio, hoy bastante quebrantado, pero más conocida aún por haber decorado la historia poJ,ítica nacional con las figuras excelsas de José Prudencio Padilla y de Luis Antonio Robles, hace también acto de presencia en esa cruza– da de regeneración de La Guajira. La evangelización no puede hacerse, desde luego, con la. misma facilidad con que se hacen al aire las pompas •de jabón. Imaginaos por un momento una tra– vesía ecuestre bajo el sol o la lluvia con hambre y hasta sin agua en ocasiones, por esas largas pampas que alguna vez terminan donde comienza la selva, la
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz