BCCCAP00000000000000000001786
P. JOSE AGUSTIN MACKENZIE 121 fe católica, no les era posible tolerar la penosísima situación en que se halla– ban, y antes de perecer miserablemente sin apoyo de ninguna especie, prefirie– ron soportar las amarguras de su corazón, abandonando aquella Misión, adonde habían ido solamente para hacer el bien. Así, pues, después de cinco años de permanecer entre los indígenas, se retiraron a su Vicariato de Curazao, dejan– do en beneficio de la Misión todos los ornamentos y demás cosas que hab.ían traído. La •posteridad no olvidará los nombres de Celedón, Dellestable, Val– dés, te-Riele y Kieckéns". Este fracaso, no obstante el celo abnegado de estos sacerdotes procedentes de Curazao, obligó al Obispo de Santa Marta, doctor José Romero, a intere– sarse más de lleno en la conquista de los guajiros, enmarcados dentro de su ju– risdicción espiritual, como al efecto lo hizo, dirigiéndose al en aquel entonces Delegado Apostólico del Papa en Colombia, Monseñor Agnozzi, en solicitud de Misioneros Capuchinos. El Delegado Apostólico y el señor Obispo Romero se dirigieron al Reverendísimo Padre General de la Orden Capuchina, residen– te en Roma, y al muy Reverendo Padre Joaquín María de Llevaneras, Minis– tro Provincial de los Capuchinos españoles, en demanda de tales misioneros, y después de varias cartas cruzadas entre estos tres pesonajes, cristalizó la idea del Obispo Romero. Efectivamente, el día 29 de noviembre de 1887 salió del puerto español de Santander la primera expedición de Capuchinos, integrada así: Superior, Reverendo Padre José de Valdiviejas; Reverendo Padre Carlos María de Antigüedad; Reverendo Padre Esteban María de Uterga; Fray Mi– guel de Audicana y Fray Buenaventura de Villapún, estos dos últimos herma– nos legos. Esta expedición llegó a Santa Marta el día 7 de enero de 1888, y a Riohacha el 17 del mismo mes y año, y fue recibida con singulares demostra– ciones de afecto por los Presbísteros Rafael Celedón, Espejo y Castillo; por los Cónsules de España y Francia, y por todo lo más distinguido y granado de la ciudadanía riohachera. Después de que los beneméritos religiosos españoles tomaron posesión de la Casa Misión de Riohacha, el Obispo de Santa Marta expidió los siguientes decretos: Nos, José Romero, por la gracia de Dios, y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de la Diócesis de Santa Marta, Prelado asistente al Solio Pontificio, etc. "Considerando que han llegado a esta ciudad los R.R. P.P. de la Compa– ñía de Capuchinos, Presbísteros P. José María de Valdiviejas, P. Carlos de An– tigüedad y P. Esteban· de Uterga, con sus respectivos Hermanos, que habíamos solicitado de la enunciada Compañía para que contribuyan r a la civilización de los salvajes que pueblan La Guajira y Sierra Nevada, tenemos a bien expedir el siguiente decreto: Artículo 19 Establécese en la ciudad de Riobacha una Misión compues– ta de los expresados Capuchinos, para atender a la civilización de los indíge– nas de La Guajira y Sierra Nevada. Los Reverendos Padres residirán en Rio– hacha hasta tanto que las circunstancias demanden otra cosa. Artículo 29 Nómbrase Superior de la Misión al muy Reverendo Padre José María de Valdiviejas, a quien se le expedirán las facultades necesarias
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz