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118 ASI ES LA GUAJIRA anhelos de conquistas espirituales, invadieron el territorio. guajiro. "A fines del siglo XVI tuvo lugar la fundación, en tierras guajiras, de la pritnera casa misional confiada a los misioneros de la aldea de San Nicolás de los Menores, situada al sur del El ·Pájaro y a inmediaciones de la laguna de Soledad, dándole por puerto marítimo la punta de Chuchupa, donde se encon– traron véstigios de ellos., Las: ruináf de esta aldea existen todavía cubiertas de maleza, entre las que •pennariécen ·oéultos dos cañones de bronce y uno de hie– rro; y dos campanas medianas. sin más abrigo que la pátina <lel tiempo. Estas reliquias históricas inspiran temor a los habitantes circunvecinos, por mantener la creencia, transmitida por sus mayores, de que al moverlas· dél sitio en donde están les •ocasionaría el exterminio por una epidemia. Al principio del 'siglo XVII los únicos hechos dignos de mención, por ha– ber intervenido en ellos los Misioneros de La Guajira, consisten en la fundación en Río-Hacha de su primera Capilla, la que fue a la vez el convento de San Francisco· y que subsistió hásta el año de 1882. También asistió el celo apos– tólico de los encargados de la propagación de la fe en La Guajira, con la fun– dación en 1595 y 1596' de los pueblos de Camarones, Molino, Cañaverales y Villa Nueva. Por el mismo tiempo se establecieron resguardos en las costas de la península. Este estado -de cosas duró hasta el año 1605, en que entró a ejer– cer la presidencia· de la Real Audiencia el afamado militar Juan Borja, esco– gido para poner término a los disturbios ocurridos con la gran sublevación de los indios pijaos ·en·• tierras del Tólima y éontener la alevosía de los guajiros. El nuevo mandatario. ncf •desplegó mayor· actividad en esta península por ab– sorver toda su atención la sedición i:nencionadá, que al fin fue sometida con la batalla de Chaparral. Más· o menos en aquel entonces llegaban los primeros je– suítas al país a consagrarse, con fe de apóstoles, a la reducción de salvajes y a aliviar a los negros traídos del Africa para servir de esclavos. Reanudárorise las misiones en La Guajira durante el año de 1718, bajo el celo cristiano del primer Virrey don Antonio de la Pedraza y Guerrero, facili– tándoles a las misiones sus •apostólicas labores. Admirables fueron el cuidado y la abnegación de los propágadores del culto católico en La Guajira: entre ellos descolló Fra:y Melchor Maldonado Saavedra, elevado· por sus méritos al episcopado de Buenos -Aires y Paraguay, dándole así lustre a la ciudad de Río– Hacha, por ser uno de sus· preclaros hijos. La· Misión de San Ftáncisco; encargada de catequizar a los guajiros, iba gradualmente. ganándose la· simpatía de éstos, como queda comprobado con el desagrado :que causó en ,1714 fa orden de expulsar del territorio a los Capuchi– nos, orden .que cumplió en franca oposición, hasta que con la presencia del Vi..– sitador Fray de Urrutia -se logró· calmar.· Las serias dificultades que venía presentando la reducción de los guajiros indujo a Fray •Antonio Monroy y Meneses, Obispo de Santa Marta, a trasla– darse a. este territorio. La permanencia del· prelado en est?,s pampas fue de cua– tro áños, dedicado exclusivamente a ensayar distintos sistemas de sometimiento pacífico, sin que sus desvelos apostólicos dieran resultado alguno. Su sucesor, Doctor ·José ·Nieto Aguilar, siguió-los mismos :qiétodos de su predecesor, con tal· espíritu dé desprendimiento que Iio ·vaciló en invertir en el •desarrollo de sus
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