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P. AGUSTIN MACKENZIE 109 de lo contrario, su familia queda con esta obligación. Más aún, cuando al ma– trimonio viene la prole, la carga de alimentos y de crianza es de la madre. Al guajiro le falta la aplicación de la ley de la paternidad responsable. Hasta aquí todo lo relativo al matrimonio guajiro. OCUPACION DE LA MUJER En el hogar guajiro, la mujer rica atiende solícitamente por sí misma a su esposo e hijos; esto mismo lo hacen las pobres, pero ya en lo que respecta a los húespedes y amigos de la casa, las atenciones las hace ella ayudada por su servidumbre, procurando que los visitantes se vayan lo mejor impresionado posible. PAPEL DEL HOMBRE EN EL HOGAR El hombre guajiro, considerado como esposo, tiene la obligación de pro– curar los alimentos para el hogar, mientras permanece en él o cerca de él. Ocupa allí lugar preferente; recibe de su mujer todas las muestras de amor y respeto que entre los civilizados se dan; y sus hijos también lo acatan, si bien él no usa cas~ nunca de medidas drásticas para hacerse obedecer, dada la ley estricta del cobro por ofensa, de la que no queda excluido ni por ser el jefe de la familia; él es quien sale a la defensa de los intereses del hogar. LOS HIJOS En el hogar guajiro los hijos varones se dedican al cuidado de los ani– males de la familia; los pequeños y medianos son los recaderos de un rancho a otro; los compañeros del papá en los viajes; viven sumisos a sus padres hasta la mayor edad. Las hijas se dedican al hogar, a los menesteres de la casa; cuando están medianas traen al rancho el agua d~ las casimbas, en múcuras y calabazos, y la leña para el fogón; cargan los hermanitos pequeños y los duer– men en los chinchorros, aliviando de este modo a la madre que está ocupada en los oficios caseros. Cuando son mayorcitas, se dedican a tejer hamacas, chin– chorros, mochilas; a hacer pellones, capoteras, cinchas para las bestias. Cuando ya son púberes, acompañan a su madre a las frecuentes visitas a sus amistades, y atienden a la venta de los cueros, ovejas, reses, etc. En la vida hogareña, el guajiro se suele acostar muy temprano, y se des– pierta mucho antes del alba, siendo característica suya las diurnas charlas desde su hamaca, de c.uanto se le antoja, apenas abre sus ojos; de tal modo que las más de las veces no deja dormir a los demás, porque a todos mete conversa– ción. Casi siempre deja •de noche fuego en la cocina, y .al rescoldo de él duer– men los sirvientes y esclavos de la casa, si los hay. Cuando alguno de la fami– lia enferma, todo indica tristeza en e] hogar; se desvive por buscarle medicinas y pasa en vela toda la noche en compañía de los demás •del rancho, hasta que el enfermo recobre la salud; y por conseguirla se deshace hasta de sus animales más queridos.
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