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102 ASI ES LA GUAJIRA para él, pero esta carne sacrificada en su honor ·o a exigencias suyas la comen únicamente los asistentes a la ceremonia. El espíritu pide también que se ponga un baile de chicha-maya (oyona); este baile es de día y de noche, y es para todos indistintamente, incluso núbiles y personas mayores. Una vez cocidas las tajadas de carne, el piache maestro sale del encierro; se sitúa delante de la olla apetitosa de viandas, masticando manilla; rocía con su saliva enmanillada la carne, como asperjándola o bendiciéndola; después de tal asperges ya todos los asistentes a la fiesta pueden comer; en seguida se da comienzo al baile de la chicha-maya, que dura toda la noche. Al. amanecer sale el nuevo piache del encierro, ya graduado y desde ese momento puede dar comienzo· a las curaciones de los niños y gente menuda, para más tarde proseguir ·con los adultos. Funciones del piache, o modo de ejercer su oficio. Cuando un guajiro en– fermo resuelve llamar al piache, el mismo comisionado debe llevar consigo una ensarta de oro, u otra prenda, para entregarla al piache, como pago anticipado por la curación; esta prenda, caso de no encontrar curación el enfermo debe devolvérsele al comisionado, pero si lo sana, se queda con ella, como pago de su intervención médica. Llegado al rancho del enfermo, y después de los saludos de rúbrica gua– jiros, se dirige el piache al cuarto donde lo tienen, y se encierra con él solo prohibiendo la entrada a todos. Comienza preguntándole qué siente; dónde le duele y demás, como lo hiciera un médico. Cuando el enfermo ha acabado de referir sus dolencias, el piache se cala el birrete o quiámgu doctoral se queda a medio vestir (en su academia indumentaria); se sienta en el banquito de ma– dera liviana, típico; mastica manilla .largo rato y se traga esa insalivación; poco después le viene al piache unos mareos, espasmos y como deU~,::_-!i.; ~tnpieza a menear la cabeza y la maraca que lleva en sus manos, y mientras realiza esta operación, manda sus salivases fuertes sobre la parte adolorida del paciente, y le da sus masajes continuos sobre la parte enferma, ayudado de lo resbaladizo de la saliva enmanillada. Todo este tiempo y el restante se lo pasa el piache ingiriendo manilla y escupiéndola sobre el enfermo, en la parte afectada. Cuando ya está el piache en su punto anímico (bien borracho de manilla) le •empiezan a bajar a uno y otro lados dos espíritus, uno bueno y otro malo, y se turnan en tres venidas estos espíritues, de a par. Como uno es bueno y el otro malo, entablan una lucha; el malo le dice al bueno: "Dame el alma de ese enfermo que la necesito para llevármela a la otra vida". Más, por el con– trario, el espíritu bueno le sale al encuentro replicándole: "De ningún modo, pues esa alma la necesito yo para curarla". En esta lucha los espíritues malos replican a los buenos: "Les damos el alma de este enfermo buena y sana si nos dan lo que les vamos a pedir" . . . Y los tres espíritues buenos responden "Pi– dan, pues" .. J Y los piaches dicen que aquellos les insinúan en visión lo que deben pedir para entregar alivado el enfermo; como v.gr., una vaca con los cuernos abiertos, de color amarillo con manchas blancas; alguna idéntica que el piache vio en algún hato y le gustó; una silla· de montar con cabeza de níquel, y una pieza de dril blanco a rayas negras, etc. Es natural que cualquiera otra petición por ef estilo podrían hacer .los piaches, a nombre de los espíritues y según sea lo que ellos pot el momento estén necesitando. Es una condición in-
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