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98 ASI ES LA GUAJIRA que Colombia presente· ante el mundo la fisonomía real de lo que es; UNA NACION EN PLENO APOGEO, al menos, por parte de los diferentes regí– menes que se han venido sucediendo, desde la creación de la ACCION CO– MUNAL. He observado minuciosamente muchísimas de las llamadas JUNTAS DE ACCION COMUNAL, en todo nuestro País, y, con inmensa pena puedo confesar que el Gobierno Nacional debe reestructurar la forma actual de di– chas Juntas, porque, en buena parte, son un verdadero frasaco; bien sea por el Presidente de la Junta o el Fiscal; bien sea por qué taimada razón, lo cierto es que no se les da a los fondos que el Gobierno gira, la aplicación real; se hacen traslados; se comienzan las obras y se dejan en sus cimientos, en todo caso, no se llevan a cabo la mayor parte de las obras que el Gobierno, muy ge– nerosamente, ha intentado. Alguien se atrevió a decir (yo no me atrevo) que son muchas esas Juntas, en donde el SERRUCHO ... es lo común y corriente. Y es una lástima, pues con ese criterio, no sólo no progresan los pueblos, sino que se despretigian las instituciones, y quien paga no son las Juntas, sino el inofensivo Gobierno. Conozco casos como éste: Da el Gobierno determinada cantidad de dinero para hacerle a las clases marginadas, casas para vivir ... Pues bien, determinado Presidente de esa Junta, o el Fiscal, o alguien. . . opi– nan que es mejor dedicar ese dinero para la construcción de escuelas, y no para lo que el Gobierno dio el auxilio . . . En ese forcejeo pasan meses y meses, y no hay una sola persona que se interese por llegar a un buen entendido (el único sería hacerle las casas a los marginados, pues esa fue la orden del Go– bierno) y así ni se hacen las construcciones, ni se comienzan las escuelas. Total, parálisis absoluta, con el riesgo de pasar el auxilio a VIGENCIA EXPIRADA... Otro reparo a las actuales Juntas es que convendría mentalizarlas, para que lleguen a comprender que ACCION COMUNAL no es preguntar: ¿Cuánto nos dio el Gobierno para tal obra? Sino, vamos nosotros a poner de nuestra parte otra cantidad igual que la del Gobierno, para llevar a cabo la obra, o a trabajar personalmente en la obra, para la cual se asignó determinada cantidad de dinero; es colaborar en forma definitiva, física o intelectualmente en la obra, para su realización, y esto es lo que desconocen o aparentan desconocer mu– chos parroquianos, que quieren que todo se les entregue hecho, sin la colabo– ración de ellos, ni en lo más mínimo. LAS CARRERAS DE CABALLO Entre las fiestas que el guajiro celebra por cualquier acontecimiento grato, se encuentra la carrera de caballos. En alguna ranchería determinada, o des– pués de las fiestas patronales, se escogen de entre los jovenzuelos más diestros unos cuantos, para estas carreras; otras veces exprofeso se avisa certamen hí– pico, y cada indígena se va presentando al lugar elegido, con su caballo, y en ocasiones, llevando consigo otros ejemplares de su propiedad, para correrlos. La caja suena y suena amenizando las carreras; el ron y la ínmemur pasan de boca en boca y las tajadas de cordero y demás vituallas son saboreadas por los circunstantes en medio de la mayor alegría ... Salen varios jinetes al ruedo; retozan antes; hacen gala de elegancia .y maestría. Lleva el guajiro en su cabeza la tradicional tequiárugu o carracte empenachado y vistoso, que le da ese aspecto majestuoso tan típico de este

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