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variantes, hasta el final. Una descripción del Camino a su paso por parte de Navarra se encuentra en el Anexo 2 y es obra de José Mari Porres, que salió para Santiago desde Pamplona con otros dos amigos y se in– corporó a nuestro grupo en Villafranca Montes de Oca, y otra visión distinta a la mía, desde la província de Burgos hasta el Cebrero, es la de Juan Rivas y figura en el Anexo 3. (2) El que quiera recorrer a pie el Camino de Santiago o conocer el antiguo trazado dispone actualmente de una guía excepcional: E. Go!C0ECHEA ARR0ND0, Cartografía del Camino de Santiago (sepa– rata de la obra Rutas Jacobeas), Estella, Los Amigos del Camino de Santiago, 1972. Otra obra recomendable por los datos artísticos, geográficos e histó– ricos que aporta y por la referencia a los alojamientos que se pueden encontrar es la de: ELÍAS VALIÑA, Caminos a Compostela, Vigo, 1971. (3) Una canción francesa aconsejaba al peregrino medieval lo que debía llevar en su peregrinación: «Des choses necessaires Jl faut etre garni, A l'exemple des Peres N'etre pas défourni: De bourdon, de malette, Aussi d,un grand ohapeau Et oontre la tempete Avoir un bon manteau.)) Yo aconsejaría al peregrino que no llevara más de lo imprescindible, porque el viaje es muy largo; incluyo entre lo imprescindible: un buen calzado, boina o sombrero, bastón, bota o cantimplora, una muda com• pleta (interior y exterior) de repuesto, un chubasquero o algo semejante para la lluvia, un saco de dormir, linterna eléctrica, útiles de aseo, las obras citadas en la nota anterior y un buen mapa; y, para los primeros días, crema solar, crema de labios y crema para los pies, bicarbonato, vitamina C y glucosa. (4) En definitiva, que todos estábamos equivocados, pues la distan– cia entre Miravegas y Mallén debe de ser de unos treinta kilómetros. 92

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