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pocos centenares de metros y un anciano nos grita: « ¡Eh! ¡Éh !... ¿A Santiago? Por aquí tienen un atalho que les atalhará unus kilómetrus .. . » ¡Al atalho se ha dicho!, y en tan buena hora: una vereda nos conduce a través de un bosque perfumado de pinos y de eucaliptos hasta salir de nuevo a la carretera. En vista del éxito Antonio se empeña en que ensayemos, algo más adelante, otro sendero y asume la dirección del grupo; el tal sendero es extraordinario para pasear por el monte, sin otra ambición, pero lo que es como atajo ... Salimos a la carretera cuando Dios quiere y Alfredo suelta no sé qué contra el «comandante scout». A pesar de todo la ale– gría y jovialidad es irreprimible, desbordante. En una casa aislada, al pie de la carretera, saludamos por vez prime– ra el ribeiro y, contra costumbre, hacemos provisión para el camino; para esto nos viene muy bien la «chisma» de Alfredo (Alfredo llama «chisma» a su cantimplora ... y a otra serie de cosas): «Por lo menos, estos últi– mos kilómetros llevarás algo de peso, que hasta ahora el burro de carga ha sido Johan. Aunque ya te lo aliviaremos ... »; Johan, a quien siempre hemos visto pegado a la mochila común -suya y de Alfredo- se sonríe y no dice nada. Realmente, el mozo es callado, pero cuando habla da todas en el clavo. La marcha sigue siendo magnífica y con la nueva vitamina (¿vitami– na V de vino o R de ribeiro ?) la conversación alcanza cotas desacos– tumbradas. -Mañana pasaremos por el Monte del Gozo -anuncia José Mari- ; me parece que ya os conté otro día cómo los peregrinos que iban en grupo como nosotros al acercarse al Monte del Gozo hacían una especie de com- petición por ver quién era el primero en divisar las torres de Compostela, y el que lo conseguía era nombrado rey del grupo. Dicen que por eso se encuentran, aquí y en el extranjero, tantos apellidos que significan rey, como Re, Leroy, King, Rey .. ., probablemente descendientes de peregri– nos que llegaron los primeros al Monte del Gozo ... Antes tenemos que pasar por Lavacolla, donde los peregrinos se lavaban la suciedad de todo el cuerpo. .. por amor al Apóstol. -Casualmente yo conozco un santo suizo que se apellidaba Rey y que murió mártir el siglo XVII ... Y ¿a que no sabes tú de dónde viene la palabra Ultreya, ésa que emplean los cursillistas de cristiandad? Es de un himno que cantaban los peregrinos junto al sepulcro de Santiago; es fácil que lo entonaran por primera vez en el Monte del Gozo» (42). Así, hablando de Santiago y de asuntos referentes a la peregrinación, llegamos insensiblemente a Arzúa; son ya unos quince kilómetros r e– corridos y nos hallamos a sólo treinta y cinco de la meta final i con otros 78

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