BCCCAP00000000000000000001783
Nos gustaría complacerla y aceptar su invitación; ella se ha separado de su grupo y se ha dirigido directamente hacia nosotros, por nuestra condición de peregrinos, indudablemente. Pero la verdad es que no nos apetece hoy asistir a una segunda misa: nos da pereza, queremos descan– sar un rato y, sobre todo, tememos quedar mal si mostramos aburrimien– to durante una Eucaristía celebrada en una lengua que no dominamos. No sé quién deja a salvo nuestro honor y acude a la celebración porque quiere, además, comulgar; más tarde nos participa que la misa de los franceses, con sus coros y sus guitarras, le ha gustado muchísimo. En la fonda tengo una discusión un poco seria con Antonio: la cues– tión es que él y Rafa tienen dos plazas reservadas en un autobús que viene de Zaragoza a Santiago con peregrinos, los cuales, una vez ganado el jubileo y visitado Compostela, tienen proyectada una excursión de varios días por las Rías Bajas; dicho autobús pasará mañana a la tarde por Mellid, según noticias recibidas por teléfono, y a Antonio le interesa hablar personalmente con el jefe de la expedición. Para eso pretende que salgamos mañana a las tres de la madrugada y así poder recorrer los cincuenta y tantos kilómetros que nos separan de Mellid, antes de que lleguen los de Zaragoza. Yo considero este plan completamente descabellado, por varios mo– tivos, entre otros, porque un esfuerzo tan extraordinario (con la paliza que llevamos ya dentro del cuerpo) puede hasta resultar peligroso para alguno. Le propongo otras soluciones que estimo más razonables y más hacederas, pero a él no le convencen, obcecado como está con su idea. Busca entonces apoyo en Alfredo y éste, por sí y ante sí, le da una res– puesta semejante a la mía. -Pues me marcharé solo con Rafa -termina enojado. -Pues peor todavía -le replico. (Rafa permanece en silencio.) Como es temprano aún, nos damos una vuelta por el pueblo y apro– vechamos una estación para acallar los gritos del estómago. De retirada ya para la fonda, vemos a Antonio y a Rafa que nos aguardan a la puerta; desde lejos se aprecia que el chaval está visiblemente más alegre que cuando los hemos dejado poco antes; buena señal. Se han informado muy bien acerca del camino que debemos tomar mañana -el viejo Camino de Santiago-, que está en buenas condiciones de tránsito, muy fácil de seguir y mucho más corto; como que la jornada será normal, de unos cuarenta kilómetros. Esto ya es otra cosa; así podremos salir todos juntos y a una hora prudencial. Gracias a Dios se ha solucionado todo bien. Antes de acostarnos busco a los cruzados, que se hospedau en la misma fonda que nosotros, y les pregunto si quieren que les despierte antes de 74
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz