BCCCAP00000000000000000001783

suficiente y se ha quedado afuera. Los «scouts» de Oviedo pasan de largo; probablemente no se han fijado en nosotros. De nuevo en la carretera. «Mirad: Hospital de la Condesa.» Seguimos sin detenernos y, chu– basco va, chubasco viene, vencemos el Alto del Poyo (1.337 m.). El des– censo es rápido y llueve con intermitencias; en el punto en que arrecia el aguacero tenemos la suerte de topar con una de esas casas en que hay de todo; entramos precipitadamente y aquí están otra vez los «scouts» dando buena cuenta de todas las existencias de chocolate; también hay dos camioneros que se han detenido a beber. Uno de éstos nos arroja un jarro de agua fría que nos recorre toda la espina dorsal al afirmar muy en serio que es casi oficial la noticia de que éste es el último año jubilar jacobeo. Mi imaginación vuela a Nájera y esto tampoco me lo creo. Entran los dos burgaleses, huyendo también de la lluvia; han tenido también la suerte de dormir en cama, pero las sábanas, confeccionadas con sacos de azúcar, estaban muy húmedas. No sabían qué partido tomar y han decidido correr la misma aventura que nosotros. Celebramos el nuevo encuentro como es de rigor (37). Ahora parece que el tiempo se serena definitivamente, como ayer después de Trabadelos. Salimos todos a la carretera y emprendemos la «marcha scout», como la llamará Alfredo: un paso endiabladamente rá– pido, con alternancias de sol y de agua. Y el perro, aguantando nuestro ritmo. Ya se ve Triacastela (38) y ya se ha cansado de llover ... por ahora, que lo mismo pensábamos unos kilómetros más atrás. Tomamos aliento y aminoramos la marcha, con lo que podemos mantener una conversa– ción: los «scouts» tienen programado quedarse en Triacastela, porque no les interesa llegar a Santiago antes del día 24 y, además, tienen apa– labrado el hospedaje; en cambio, a nosotros se nos hace demasiado corta tal jornada, a pesar de que hemos corrido casi veinte kilómetros contra la lluvia y contra reloj. Así que proseguimos hasta Sarria o algún otro pueblo de por ahí cerca. Necesitamos reponer fuerzas con un buen descanso y. .. con alimento. Vemos un bar muy aparente al borde de la carretera y aquí saludamos de nuevo a nuestros viejos compañeros de fatigas, Cholo y Manolo, que forman ya cuaternidad con otros dos universitarios de Madrid, Santi y Márquez. Ni que decir tiene que nos alegramos por el encuentro ex toto oorde. Hay también otros dos chicos con el bachillerato recién terminado y que, procedentes de Madrid, se han propuesto hacer a pie los doscien– tos últimos kilómetros del Camino de Santiago. Hacemos mesa común, charlamos largamente acerca de las vicisitu– des de todas estas jornadas (desde Villafranca Montes de Oca) , y nos 68

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz