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El próximo poblado es, si no falla nuestra cartógrafa, Laguna de Castilla. No lo hemos abordado todavía y tropezamos con el grupo que nos ha interrumpido la siesta: están merendando, son de Ponferrada y van también andando hasta Santiago. Se conoce que la proximidad de la fiesta y del sepulcro del Apóstol va movilizando a sus devotos. ¡Cebrero a la vista! Laguna de Castilla. La ascensión, más o menos acentuada, es ininterrumpida; el sol ca– lienta como en sus mejores días y nosotros, pobres caminantes, suda– mos pez ... En una casa solitaria pedimos leche y nos la sirven fresca, abundan– te ... y gratuita. Un hórreo, el primero que vemos. Un señor muy mayor, con su zurrón y su pipa, conduce una punta de vacas hacia el establo. Y Antonio, que no da señales de vida. Son las siete de la tarde cuando coronamos la cumbre y llegamos al Cebrero, el primer pueblo de Galicia, en la raya con León. La satisfacción es inmensa ante el obstáculo vencido; la naturaleza nos tiene, además, reservado un paisaje incomparable: desde esta cota de mil trescientos metros de altura tendemos nuestra mirada por encima de las montañas de Galicia y de León. Recordamos la subida a Foncebadón y Cruz de Ferro y comparamos situaciones: lo penoso del camino, el rigor del sol, el entusiasmo ante la meta conseguida, la grandiosidad y serenidad del paisaje y, en el momento presente, el espectáculo del sol poniente y la cercanía de Santiago de Compostela ... Según nuestros cálculos, no nos quedan sino unos ciento cincuenta kilómetros mal contados hasta el ob– jetivo final y el Camino no ofrece en adelante ninguna dificultad digna de mención... Pasamos sin detenernos junto a unas pallozas (34) y nos dirigimos a la hospedería, de gruesos muros y empinados te,iados, sencilla y acoge– dora. ¡Qué agradable sorpresa encontrar aquí al padre Valiña, el con– ductor que ayer nos ofreció asiento en su coche antes de Villafranca del Bierzo! ¡Buena vista, José Mari! El padre Valiña (35) se interesa por nuestro largo viaje y nos pre– gunta por mil y un detalles, como fecha de salida, etapas, media diaria, estado de los pies, etc.; por su parte nos informa sobre la historia y arte de este antiquísimo y venerado santuario (36). Nos hace estampar nues– tras firmas en un libro grande de visitantes ... Está claro que, aparte de la natural curiosidad que puede provocar nuestra andadura, el padre Va– liña va retrasando de intento el servicio de unas cervezas, no sea que nos perjudiquen, con lo acalorados que estamos por el esfuerzo de esta tarde ... 66
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