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DIARIO DE UNA PEREGRINACION 27 DE JUNIO: ZARAGOZA- MALLEN (58 KM.) Cuando a las tres y media de la madrugada salgo a la calle, Antonio está ya esperándome impaciente, aunque no ha querido pulsar el timbre. En un taxi bajamos a la plaza de Tauste en busca del tercer compañero, Rafael Calvo, un majo chaval de catorce años, a quien no tengo aún el gusto de conocer y que nos aguarda en su domicilio en compañía de sus padres. Antonio hace la presentación. Saludos, abrazos, besos, nerviosis– mo, últimas recomendaciones ... y alguna lágrima furtiva. El mismo taxi nos lleva hasta la basílica del Pilar y el conductor se despide de nosotros cordialmente con un « ¡Buen viaje!». Como las puertas están cerradas todavía, nos quedamos de pie junto a la más cercana a la Santa Capilla y, con la cabeza descubierta, pedi– mos a la Virgen que nos acompañe en el camino, camino largo y con muchos interrogantes. Son las cuatro y cuarto exactamente cuando iniciamos en realidad nuestra andadura en aquel mismo lugar que, según la tradición, tantas veces hollara con sus plantas el apóstol Santiago cuando predicaba la buena nueva a los habitantes de Cesaraugusta y que María Santísima honró con su presencia. Tomamos la orilla derecha del río Ebro; la ciudad duerme. -¡Ahí va! ¡Algún loco estará jugando al tenis a estas horas! -ex– clama Rafael al pasar a la altura de «Helios» y observar que las pistas de dicha sociedad deportiva están iluminadas con potentes focos-. En efecto, paramos atención y logramos distinguir varias parejas practi– cando el deporte aludido. El objetivo inmediato es de lo más simple que cabe: si hacemos en dos jornadas el trayecto · de Zaragoza a Tudela - 77 kilómetros-, cubrimos la media que hemos calculado como buena; de manera que hoy llegare- ll

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