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H ofensivas. Hoy los Centros Indigenistas de Curiapo, Amacuro y Araguabisi ::;, o se los ha llevado el río mientras sus gerentes y empleados vegetan hace r años en Tucupita o trabajan para su partido, esperando la definitiva Y disolución a manos de la Quinta República, después de cuarenta años S de obra demoledora. Los Centro Misionales aún están en pie, con o sin ° Convenio, con o sin asignación, con o sin aprecio. Y lo estarán mientras e haya hombres y mujeres con Amor, no asalariados ni salteadores del n erario y de los pueblos indígenas. 0 Para estos tiempos, en el delta bajo no hay indígena que quiera ~ sudar un trabajo. "No queremos ser esclavos" es la frase que se les ha ~ grabado a los indígenas en las campañas políticas. Se quiere tener "sueldo s del Gobierno", "trabajo del. Gobierno", de esos que la politiquería regala a manos llenas en su afán proselitista. Los partidos políticos se han venido disputando el voto bisagra del guarao con todos lbs hierros, honestos y deshonestos, destruyendo la laboriosidad, la honradez, la fidelidad y la solidaridad familiar y social. El egoísmo y el despilfarro son los nuevos valores. Y no se otea para un futuro inmediato mejores perspectivas. El guarao, tradicional recolector, ha sabido utilizar habilidosamente esta conyuntura y disfrutarla en forma derrochadora y despreocupada, para sonsacar, cándidamente descarado, siempre que ello es posible, a unos y a otros y así "vivir del cuento". Aunque sería mejor decir, suicidándose "tan ricamente" como cultura, como comunidad, como ciudadano útil, para convertirse en un empecinado pordiosero, de corbata o de taparrabos, de oficina o de esquina de la calle, con los críos sucios al brazo o con la botella en la mano ociosa. No todos los guarao son así, pero los que así no son ¿de dónde han salido? ¿Quién recuperará a los otros? ¿Cómo? ¿Quién los llevó a esa calamidad pública? Eso se preguntan con ojos sorprendidos los ciudadanos honestos. Sin duda que los diseñadores de aquel Proyecto Indigenista Nacional tenían nobles objetivos generales: la recuperación y promoción aceleradas de los pueblos indígenas mediante una acción nacionalista, llevada a cabo por personal venezolano, civil, respetando la idiosincrasia de cada etnia, su religión, sus costumbres. Pero fallaron, como fallaron las Misiones Civiles del siglo XIX, en la escogencia y pertinencia de los medios y del personal cualificado, no solamente desde el punto de vista

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