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Otra poderosa razón, de la falta de comunidad auténtica, radica en que los fieles no han sido formados en ese espíritu comunitario, sino que cada uno se ha limitado a recorrer el camino espiritual de modo solitario, sin proyectar su vida espi– ritual sobre los demás, a ningún nivel, encerrándose tan solo en su yo «egoísta» espiritual, casi le llamaríamos narcisismo espi– ritual, que, como el caracol, se esconde en el interior de sí mismo, sin abrirse nunca a los demás comunitariamente. Hoy, el sentido de comunidad, ha sonado como un alda- - que tenga roles sociales y status diversos con función propia en el grupo; --diversificación, según las necesidades básicas del hombre; - predominio de las relaciones primarias entre ellos; - y la realización de la comunidad en un medio geográfico o fun- cional (Cfr. ALONSO, A., o. c., p. 119). José Manuel de Córdoba añade que «la comunidad descansa funda– mentalmente en la libertad de las personas para realizarse en común» CTOSE MANUEL DE CORDOBA, o. c., en esta nota. p. 18). La comunidad. pues, significa una liberación común de las concien– cias de manera que tengan los mismos puntos de vista esenciales ante los principales problemas y se hagan solidarios con las difi– cultades o los éxitos de los otros. Y mientras que en la masa el acuerdo entre las conciencias está determinado, casi únicamente, por situaciones y acontecimientos exteriores y materiales. en la co– munidad esos acuerdos se presentan con un carácter más libre y más espiritual. Consciente y voluntariamente coopera con los otros para et bien común. La acción común une hombro a hombro la comunidad humana en el crecimiento común de un ideal. Es una fusión de conciencias en la dinámica del amor; y el «yo» y los «tú» se confunden respetando su unidad. Fuera de esto, nada de todo lo demás satisface al hombre de la megápolis, pues su existir se desliza en un .eterno «solo», preso en la cárcel de su yo, como hemos visto, sin poder compartir jamás con otros, en lo profundo de esas interioridades que tanto nos mo– lestan, ese preso autoencadenado a sus paredes de carne. Juzgamos de capital importancia, dentro del tema que nos ocupa, esta nota en la que hemos visto la definición y las condiciones esenciales que debe guardar o cumplir toda comunidad para que sea auténtica comunidad. - 95 -

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