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son tan sumamente latos, que se pierden, y de hecho viene a resultar como si no se diera comunidad. Para nuestro caso concreto, esto no nos sirve, pues hasta ponemos en entredicho la mucha más reducida «comunidad parroquial», e incluso no admitimos, como comunidad auténtica, una misa cualquiera de cualquier domingo, en que todos son desconocidos, cada uno en un mundo distinto del que tiene a lado, sin interacción, sin comu– nicación la más núnima, sin apertura «yo-tú». Sociológicamente, y no digamos psicológicamente, el hombre cris– tiano, busca la comunidad auténtica, por encima de esa masa de fieles que pueblan nuestras iglesias. Damos a continuación la DEFINICION y las NOTAS características que debe tener toda Comunidad, según nosotros la entendemos cuando hablamos de ella en este libro. Tomando la definición que de ella da José Manuel de Córdoba, que nos parece aceptable, decimos que comunidad «no es más que LAS PERSONAS QUE LO FORMAN, «en cuanto que» ordenan en común su existencia personal y constituyen una totalidad coherente, con miras a la respectiva realización personal en común, esto es, a realizar en común lo que la persona lleva en sí de exigencias comunitarias para poder ser «persona» (JOSE MANUEL DE COR– DOBA, «La comunidad y su construcción», Edit. Centro Nacional del Movimiento FAC. (Madrid) p.: 18. No quisiéramos hacer de ésta, una definición exhaustiva y cerrada, como para los que viven bajo un mis– mo techo, con un idéntico horario: sirva de ejemplo, los religiosos; sino que esos elementos deben entenderse lo más latamente posible y en su sentido más amplio, aunque, eso sí, según los cánones sociológicos más puros y estrictos. Por eso, volviendo a citar a Antonio Alonso, decimos con él que «una comunidad natural de base es un grupo o un conjunto de grupos que constituyen un hecho social de relación (...); son un hecho, no son una teoría o un conjunto modificable en sus ele– mentos. Es algo permanente y estable en cuanto necesidad vital humana. (...) (Es un) conjunto de personas que solidariamente miran por un bien común y para eso se organizan con cierta continuidad» (ALONSO, A., o. c.. p. 78). Podemos completarlo con Pin diciendo que «una comunidad es un grupo en el que cada uno toma parte (...) (Y que) para construir una comunidad se necesita una partici– pación activa» (CARRIER, PIN, o. c., p. 308). Los elementos que establecen uno y otro, son los siguientes: -hace falta que uno tenga un mínimo de interacción con el grupo; -que acepte los valores y las normas propias del grupo; -que de algún modo se identifique con el grupo; -que se sienta considerado como verdadero miembro por el grupo. (CARRIER, PIN, o. c., p. 209). - 94
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