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la principal, de su nacimiento: solucionar esa masificación y anonimato de la persona, a todos los niveles; y creemos que lo consigue. En la Comunidad Cristiana de Base, se rompe la masificación. Las relaciones son de tú a tú; todos se conocen perfectamente; y desde el momento que uno se integra, saben perfectamente los demás, de quién se trata. Nadie es para nadie un desconocido, y todos se aman y se quieren de verdad, porque la realidad pro– funda, íntima de cada uno, eso que cada cual descubre y pone en medio de los demás, y que cuando vamos por la calle, lo guar– damos todo, y lo llevamos tan tapado para que nadie nos lo vea, es donde se descubren los verdaderos valores de la persona, porque lo mejor, tiene siempre también lo mejor guardado. La anonimidad también desaparece. En parte sucede ahí al revés que en la calle, o que en el resto del trato social: no nos importa, en principio, su profesión, sino la persona. Se le aprecia por lo que es, se le acoge, se le acepta, y se le llama por su nombre. (31). (31) Es interesante y a muchos llama la atención, por qué sobre todo en circulas de Iglesia se emplea ahora tanto el -:<tú» entre los miembros de una comunidad, al dirigirse· a un sacerdote (más si es joven) y con frecuencia también al Obispo, más si ha salido de los ambientes de esas generaciones jóvenes de sacerdotes, deshaciéndose del «usted~ distanciador, y de «su excelencia» más lejano aún. No es un capricho, ni una moda; tiene· su explicación, que se abre en diversas razones: Primera, un ansia de aproximación de los jerarcas a los fieles para sentirse todos único pueblo de Dios, acortando ese distanciamiento solemne que habia entre clero y el resto de los cristianos, Segunda, porque en ese encuentro se pide y se exige, por imperativo del Evangelio mismo, más familiaridad, más unión, más aproximación, hasta llegarse a sentir una misma familia, como es el sentirse llama– dos por un Padre común. Tercera, por romper ese distanciamiento, esos roces sociales que la actual sociedad despersonalizadora nos habia marcado. Bajo este tercer aspecto, se aprecia que el «tú» ha podido, sobre - 83-