BCCCAP00000000000000000001781

social permanente y ser unos perfectos desconocidos unos para los otros (...). En esta casi absoluta falta de comunicación, nos sentimos arrastrados a vivir tan ocultamente nuestra vida interior, que nos incapacitamos para observar y sentir la realidad de los otros. Y sobrevienen la frialdad, o el escepticismo, o la regresión, o la ironía, o la fuga ... Todo esto revestido, tal vez, de una enorme sociabilidad exterior y formalismo en nuestras relaciones. Pero en nuestro ser íntimo nos sentimos aislados, incomprendi– dos» (27). Y es que, la mayor parte de las veces, hemos hecho un mundo impersonal. Nuestras relaciones en la sociedad actual no es de «tú a tú», sino que nos movemos en el campo de los «personajes». Nuestras relaciones no son de persona a persona. sino de imagen social a imagen social: el lechero. el cartero, el de izquierdas, el de derechas... No procuramos comprender las razones de sus actividades íntimas, ni mucho menos comunicar– nos nuestras experiencias de vida. Yel caso es que todos estamos deseando abrirnos, de hablar, que alguien nos escuche; de intimar. Cuando con alguien se llega a algo de esto, a ese tal se le coge, no se le deja, se busca rela– cionarse con él, hablar con él. Se hacen grupos. Todos, a nada que hayamos vivido en la gran ciudad, somos testigos de algo de esto. Otra forma de impersonalidad en la sociedad actual, es que el ser humano no es tomado en su totalidad, sino parcial– mente en aquellos aspectos que interese a la sociedad, y que abarca un solo sector de la existencia humana: el representante (27) ANDRES VELA, J., o. c., os. 118-119. -80-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz