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acumulación, concentración, potenciación y abstracción del poder, en todas sus dimensiones. Los centros de iniciativa y decisión, de control social, se encuentran progresivamente en núcleos cada vez más reducidos. De esta manera se hace posible la manipula– ción global de eso que llamamos «las masas». Hablamos de nuestra sociedad como de una «sociedad de masas», y a algunos, no sin razón, no les gusta este nombre, porque «una sociedad de masas» supone una sociedad de deshu– manización y despersonalización; una sociedad en la que la decisión, la iniciativa, el control..., esto es, el poder económico, social, político, cultural, está cada vez más concentrado y acaba por dominar y oprimir y anular a las personas, reducidas a «masa» (14). Creemos que más claramente no se puede hablar, y esta descripción es lo más objetivo que hoy está sucediendo en las naciones. El hombre ciudadano se halla despojado de todo tipo de poder: no es nadie, y se ve absolutamente manejado , y de hecho, en el fondo, marginado, en toda suerte de decisiones. Económicamente se ve más dirigido que nunca. Los planes de desarrollo, programan desde arriba io que hay que hacer. Las fábricas tienen una concentración de poder económico enorme: al obrero no le llega ningún tipo de participación ni decisión directa; y la mayor parte de las veces, ni indirecta, ni en la empresa, ni donde trabaja. Culturalmente le señalan con programas estatales lo que debe estudiar, y cómo debe estudiar, imponiéndole textos, y hasta maestros o profesores, ya que si un profesor no es grato (14) FREIJO, E., «Radiografia ele la sociedad de consumo», en Iglesia Viva, N. 26 (1970), p. 134. - 69 -