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nerse en otros varios que podemos llamar la especialización y la racionalización» (10). Surgen, pues, los grupos secundarios, y con ellos el gran fenómeno de la masificación, como decimos, movernos todos por el mismo camino, en la misma dirección, tele-dirigidos, sin llegar nunca a formar una comunidad, a pesar de la gran proxi– midad física, a veces sin espacio vital suficiente, al reunirnos, al andar; sino un conglomerado anónimo y amorfo, propio de los que tan solo son o forman un número. Y como consecuencia, un sentirse terriblemente solo en medio de la masa de la gente que nos aprieta por todos lados, y que por estar tan solo cada uno, aún acusa más su soledad. Todos nos movemos a golpe de reloj; para estar en la oficina, para salir de las fábricas, la entrada a los colegios, incluso para los mismos oficios religiosos... Pero lo terrible no es esto, sino la masa informe que forma– mos en esos lugares, así como en las aceras, y en las calles cuando salimos de esos centros. Los sitios de reunión a gran escala, cines, teatros, campos de fútbol, iglesias, son otros tantos momentos de masificación y anonimato en que nos halla– mos perdidos sin ser nadie. La propaganda diaria es otro unificador standar que nos masifica, bien a nivel moda, como hemos dicho, o a nivel pensa– miento político, u opinión pública que es más grave y más pro– fundo todavía. Y en el plano ideológico, la prensa controlada de la calle, manipulada por cuatro o cinco agencias a nivel globo, harán que todos tengamos la misma comida cerebral, pues de unos dos o tres millones de hechos noticiables diarios que suceden en el (10) lbidem, p. 111. - 65 -

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