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ahí, pero también surge desde ahí, desde donde se hace la vida; y una Iglesia que ni baje ni surja de ahí, de ese obrar humano, de esa historia, no tiene sentido, y ni es, ni puede ser Iglesia. Yahí es donde se forma la Comunidad Cristiana, y de donde surge 1 y se cimenta la Iglesia en el punto donde arranca la vida, el obrar humano, la historia y la fe. Una Iglesia que no parta de ahí, es una Iglesia falsa y bastarda. Llevada a estos extremos creemos encontrar en esa Ecle– siología, y en estas Comunidades, la mejor solución a los proble– mas que tiene planteados hoy la Iglesia: Ante todo no será una Iglesia muerta o adormecida con respecto al mundo, ni aparecerá como una rémora de la huma– nidad; sino que será más viva porque surgirá de la fuente misµia de la vida, del obrar humano y de la historia. No aparecerá tan privilegiada, tan fuera del mundo, porque todo privilegio, toda excepción, es una desconexión, un suspense de su ambiente vital. Ni será clasista, pues nacerá con todos; a todos seguirá en su peregrinar por la vida, no yéndose con otros.en exclusiva, apa– reciendo con más énfasis entre los ricos o entre los que ostentan el poder, desconectándose de los más pobres, sino que estará con todos, portadora de la verdad más pura, sin hacerse exclusiva de nadie. Estará más claramente donde tenga que acusar con más fuerza las injusticias y los atropellos humanos... por lo que apa– recerá más unida y encarnada en los pobres, en los marginados y en los débiles, más que entre los fuertes . No se montará sobre el mundo provocando dos sociedades distintas, incluso a nivel jurídico, con dos códigos diferentes que se disputen los sujetos incluso con los mayores anatemas, alie– nando las personas desde lo más profundo de su ser, sino que -138-

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