BCCCAP00000000000000000001781

cuerpo de Cristo. Pues la distinción que el Señor estableció entre los sagrados ministerios y el resto del Pueblo de Dios lleva consigo la solidaridad ya que los pastores y los demás fieles están vinculados entre sí por recíproca necesidad. Los Pastores de la Iglesia, siguiendo el ejemplo del Señor, póngase al servicio los unos de los otros y al de los restantes fieles; éstos, a su vez, asocien gozosamente su trabajo al de los pastores y doctores... La misma diversidad de gracias, servicios y funciones congrega en la unidad a los hijos de Dios» (L. G. 32). Llegar a tomar conciencia de esta pluralidad de gracias, servicios y funciones es una condición capital, para que sea pro– movida la dinámica adecuada de la comunidad cristiana. El olvido de esta estructura comunitaria del servicio in– traeclesial es la causa de tantas «agrupaciones» de fieles inhibidas apostólicamente, pasivas y de puro cumplimiento religioso a nivel de los fieles seglares; son muchos los bautizados que tienden a considerarse en cuanto cristianos exclusivamente como indi– viduos que «van» a la parroquia, que se «aprovechan» de los «servicios» clericales de culto, que «asisten» a los oficios reli– giosos, pero no llegan a participar activamente en ninguna de las actividades de la Iglesia, que ellos valoran con mentalidad muy legalista, estricto deber de los curas. En esta perspectiva parece lógico que ellos aparezcan como «los que mandan», «los que dirigen», «los que deciden» por todos o tal vez «los que domi– nan», pero no como «los que sirven» a la promoción eclesial del pueblo de Dios. Pero esto es debido, muy en parte, no a culpa de los segla– res, sino al énfasis que sobre todo Trento, y a partir de él puso la Iglesia sobre la jerarquía para defenderse de la doctrina pro– testante. Debido a este centralismo, a este super-yo eclesial que diría Freud, involuntario, ciertamente, pero desacertado, y . a -119-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz