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(1872-1958) que se ajusta cabalmente a la utilización que hace el Coro; por esto Tristán de Easo escribió «una alta lección de la Coral de Elizondo. De pocos conciertos hemos salido tan satisfe– chos y convencidos de la autenticidad de un conjunto coral como este baztanés, que ofrece con la sencillez más enorme la expresión más viva de lo que debe ser la música cantada» (D. V., 27-X-52). El viaje de mayo del 53, cosechó numerosos elogios de la prensa. R. Saint-Aulaire en «la Republique» de Pau, se explayaba con euforia desde el título: «Una revelación musical, la Agrupación Coral de Elizondo o el gozo de cantar. Sí, es sin duda, el gozo de cantar lo que se lee en la mirada de estos ejecutantes, agrupados en la admirable formación coral, no un gozo exaltado, sino una deleitación íntima, un profundo fervor. Resulta sorprendente que en esta pequeña villa, escondida en un rincón de Navarra, pueda alcanzarse tal grado de perfección. Y he dicho perfección pensan– do bien la palabra. Porque la Agrupación Coral reúne el sumum de las cualidades posibles a un conjunto de este tipo. Las voces son frescas, puras, claras, se ordenan en una perspectiva de trans– parencia absoluta, la dicción es neta, incluso en los pasajes de mayores inflexiones, el colorido se dosifica meticulosamente y se contraponen felizmente unos matices a otros. El conjunto se amalgama con un tacto, un gusto maravilloso cuyo más seguro índice es la discreción. Aquí, ningún estallido de las voces, ningún afán de sobresalir, nada más que empaste y precisión; los ejecu– tantes alcanzan el efecto pretendido tanto más certeramente cuanto menos parecen intentarlo. ¿Tal vez estoy exagerando? No, porque a la salida de este bello concierto, dado el sábado en el Casino Municipal, los mismos elogios brotaban de los labios de los oyentes, no demasiado numerosos ... Dirigir a tal conjunto, hacerle alcanzar esta plenitud y esta maestría no puede ser más que el resultado de un músico de élite ... » (16-V-53). Concluye anotando un aspecto negativo, con mucha frecuencia delatado por la prensa: ausencia de propaganda. El mismo concierto arran– có este comentario de M.A. Sarrat en Sud-Ouest (19-V-53): «Ra– ras son las audiciones de ejecución tan perfecta de todo un pro– grama tan juiciosamente escogido como el que la A.C. de E. nos dio el sábado en el Casino Municipal. Bajo la dirección de su fundador D. Juan Eraso, cuyo valor como artista es incontesta– ble, este grupo mixto de una veintena de voces, con diez años de existencia, está por encima de toda alabanza: calidad, homoge- 36

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