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llevamos una temporada un poco afónicos» (a J. Martínez en D. de N., 8-IV-67). • Diversas eventualidades quebraron la estabilidad del coro: cambios, traslados y un sinfín de menudos detalles motivaron un paréntesis de silencio para alarma de los aficionados; y 25 años de actividad musical, incineradas las nostalgias, entraron en la histo– na. Llangollen 77-79 Pero he aquí que una corazonada pone en viaje de urgencia a Eraso hacia Gales: se aproxima el 25 aniversario del gran triunfo y debería celebrarse en el mismo escenario. Se entrevistaron con W.S. Gwyn Williams, alma del festival, que insiste para que el coro renazca sobre las cenizas de sus victorias. Queda inscrito el Coro, y, de vuelta se sumerge en la tarea de recuperar voces y completar las cuerdas; hubo desistimientos definitivos, reintegra– ciones y nuevos alistamientos. Con febril actividad, los nuevos y los reincorporados se fusionaron en la formación coralística que, otra vez, era la Agrupación Coral. Y aceptando el reto, sin posibi– lidad de tomarse el pulso por la premura de tiempo, arropados por gran número de simpatizantes, salieron dos autobuses camino de las Islas Británicas, un 4 de julio antes de que los gallos rom– pieran el alba. El día 7 compitieron, abriendo el concurso, en Female Choirs; el 8, todo el coro (34 voces) en Mixed Choir, y al día siguiente en Male voice Choirs: arduo marathon si se tiene en cuenta la larga ausencia de los tablados. Inscritos en la primera modalidad, 20 coros, y 19 en las otras dos. Pese a todo, sólo unos pocos conjun– tos superaron en puntuación a la renacida Coral y ninguno arras– tró al público con tal fervor. El Jurado lo expresó así: «En el madrigal (In Pride of May, Thomas Weelkes (1575-1623) nos dieron una versión altamente personal. Se parece seguramente a la forma de cantar una serena– ta a las jóvenes españolas, con fervor, con entusiasmo, casi con agresividad. Todos nos hemos visto arrastrados por su alegría. Este coro canta con gran intensidad emocional, propia de su tem– peramento». «Trazo seguro en los bajos (Dona Nobis Pacem, Missa en Si Menor, J.S. Bach, 1685-1750); textura siempre firme, con perfecto fraseo del coro; tal vez alcanzaron el fortísimo dema– siado pronto». «Sonido muy bello (Ojos claros, serenos, V. Ruiz- 26