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estas líneas: «Con poca propaganda, con poco clima, en tiempo poco apto, Juan Eraso, al escenario con su Coral de Elizondo. Veintitrés voces: ellas trece, diez ellos. Pero volumen, expresión a raudales. Escuchar -y ver- a Eraso en su salsa, es decir, con el pequeño coro, es asistir a una sesión de arte verdad, arte auténti– co, tanto en el polifonismo de un Orlando de Lasso, como en los negros spirituals. Dar cuatro partes, cuatro caracteres de música, cuatro facetas -polifónico serio, vasco, música francesa y negro spiritual- vestir a su gente de cuatro modos distintos, y diferenciar el arte rudo, americano, de la joya intangible, delicadísima, de un motete mozartiano no es bocado de todos los días ... los pocos que había ~n el teatro -¿será necesario repetir que no hubo lleno, a pesar del atractivo programa y desusado alarde editorial?- se dejaron sentir por su entusiasmo desbordado en las ovaciones ... ». Cuenca Las Semanas de Música Religiosa de Cuenca, arraigadas inter– nacionalmente, se iniciaron en la Semana Santa de 1962, y a la Agrupación Coral cupo el honor de jugar un importante papel en aquella coyuntura, junto a la Orquesta Filarmónica y el Coro Nacional de España. El Sábado Santo, como colofón, se dio el concierto más homogéneo y racional: «Officium Hebdomadae Sanctae» de T.L. de Victoria, interpretado por la Coral. El crítico de «Ya», músico además, finalizaba sus comentarios (22-IV-62) «Excelencia en el conjunto, que está empastado , matiza, posee dicción clara y afinación, mostrando la mano capacitada de su Director ... El público que colmaba el templo de San Miguel escu– chó con emoción... Una cordial enhorabuena a los promotores y colaboradores». Veinte años más tarde, el Director de la Semana, Antonio Iglesias recordaba con regusto aquel Officium de Victo– ria. Lille Organizado por Radio Televisión francesa tuvo lugar el segun– do Festival International de Chant Chora! (10-12, junio, 1962). En el Jurado figuraban nombres tan importantes como Félix Rau– gel, conocido por las muchas obras que ha transcrito y publicado. Los coros debían contar con, al menos, 25 ejecutantes. Se exigía la ejecución de obras impue,stas (3 a 5 minutos) y una o varias de 23

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